La edición 13 del Canela Party sumó un día más al desmadre festivalero más genuino y mutante del panorama patrio y sí, seguimos de resaca de música, confeti y todo lo demás.
El miércoles comenzó la fiesta en La Fábrica de Cerveza Victoria, con los últimos rayos de la tarde colándose por las cristaleras del edificio y ríos de “Malagueña y Exquisita” corriendo sin pausa por cada rincón.
Las malas noticias, a veces traen consigo otras buenas y, tras caerse del cartel Los Manises, las malagueñas Dreyma ocuparon el vacío del dúo de Elche y lo desbordaron a base de atmósferas synth pop y zarpazos dreamcore marca de la casa. Mel y Cris salen a escena y encienden la mecha del festival en un parpadeo, caminando descalzas por el fuego y haciéndonos saltar a su hoguera en cada tema. De la vaporosa telaraña electrónica del Monday Frida y su compañera de surcos Rym, al repaso completo de Moonlight (18), con una “Air” que acelera las pulsaciones de la sala y la combustión instantánea del Fire de cierre como clímax.
Y entre Victoria y Victoria, aparece en escena Mattiel, con disco homónimo el pasado año y el humeante Satis Factory (19) bajo el brazo, sembrando la sala de bocas abiertas y ojos como platos por momentos. La mordida de la PJ Harvey más rockera, mezclada con la sensualidad de Nico y la garra de Patti Smith, con discurso propio y una banda a todo gas como electrificante sombra, acompañando cada movimiento de su cuerpo. Salen a morder con Send It on Over” y Not Today, con una voz y fuerza escénica que corta la respiración. Athlete es el primer tema que suena de su último lanzamiento, seguida de las guitarreras Heck fire y Rescue You. Nos golpea el pecho con la pegadiza Je ne me Connais pas, haciendo que la sala se tambalee a su antojo, para después meterse la luna en el bolsillo y mecernos en una deliciosa Millionaire, que rezuma Velvet Underground por los cuatro costaos. Acelera con un trío ganador y festivo, y Málaga se contonea bajo su hechizo en Keep the Change, Blisters y Bye Bye. El inevitable final se acerca y llega tras vaciarse sobre las tablas en la esperada Count Your Blessings y una Whites of Their Eyes durante la que todo indica que, los botellines de Victoria que quedan en la Fabrica sin abrir, van a estallar. Mattiel, recuerden (y muy mucho) su nombre.
El gran pitote is coming, pero antes surfeamos el jueves con tablas de planchar en el Auditorio Playa Virginia, sobre las olas de punk y azufre de Aliment y La URSS, con fuegos artificiales “traseros" de Ángel y Cristo incluidos…
La verbena continúa el viernes en el Mini Canela Party para niños y mascotas, con el cancionero de El Grajo volando alto al atardecer y Yawners derrochando y contagiando energía entre peques y mayores, con momentazo “mini Yawner” para la posteridad. El concierto de los californianos No Vacation fue un claro ejemplo de la sinergia y ADN único de este rara avis de los festivales, en el que los grupos se contagian tanto de la alegría desbordante y ganas de pasarlo bien del público, que ofrecen un show más potente y especial que el que darían en cualquier otro festival. Si has estado alguna vez en el Canela Party, podrás confirmarlo. De Lovefool, a Yam yam o Dream Girl, y No Vacation compartiendo sonrisa colectiva y volando por encima de la gente una y otra vez.
Si sólo con estas tres jornadas cualquier persona o extraterrestre querría echar el ancla y pasar aquí todo el verano y los venideros, agárrense que vienen curvas.
Un sábado en el Canela puede salvarte. Mil disfraces y confeti infinito en una continua montaña rusa de buen rollo y música que dura hasta el amanecer y más allá. El parking lateral va cogiendo color y comienzan a desfilar las primeras celebridades: Del Papa, al afamado camello del peluquín, con Lindsay Lohan y amigas como mejores clientas, pasando por unas Sailor Moon entre pompas de jabón, Olivers y Benjis esperando que empiece el partido y todo al ritmo de la pinchada improvisada de las heladeras de Ahoy (Strangers Things).
La fiesta está fuera y dentro, comenzando la tempestad en la Paris 15 con la deseada vuelta de los (hoy) “astronautas” malagueños de Notes to Myself, que reparten con la misma frescura y fuerza de siempre punk-noise-rock a diestro y siniestro.
Don´t stop the carnival y los vigilantes de la playa tiran sus flotadores al aire, vuela Jesucristo empapado en cerveza y papelillos de colores, mientras una novia muy particular se eleva y lanza de espaldas su ramo al público. Las Mourn pasan lista y se dejan la piel en una traca constante. Dicen que jamás olvidarán el día de hoy (¡normal!), dedicándole uno de sus temas al “Frente Popular de Judea”, muy presentes en este guateque cósmico.
Las gitanas guapas venden romero en la calle y hasta el tobogán hipersónico de Estepona se echa un bailecito al fresco, al ritmo del violín del primo de la Palmilla de Ara Malikian, bajo el revoloteo de una abeja que poliniza, a golpe de barita, cada flor que encuentra a su paso.
Entramos y terminamos de perder los papeles con El último vecino, en una corrosiva y adictiva “Tu casa nueva”, con Gerard Alegre a pecho descubierto, bailando y saltando como si no hubiera mañana… Y no lo hay, gritando una y otra vez esa promesa de Yo por ti seré “Culebra, Columna y Estatua”.
No hay tregua y el surf-punk y garage-rock de los australianos Skegss, llega como una brisa de verano con sabor a LSD que no queremos dejar escapar. Desde el Spring Has Sprung inicial, a la banda se le salen los ojos de las órbitas viendo la que hay montada entre el público (varios con camisetas del grupo), y la ola australiana crece y crece en cada tema. Invitan a una persona a tocar con ellos y hasta le enfundan la guitarra y, cuando parece que todo ha terminado, vuelven a la carga y nos regalan el inicio del I’m waiting for the man de la Velvet, que funden con su rompedora versión del Here comes your man de los Pixies.
Que no os extrañe cruzaros en algún pasillo de cualquier supermercado de Málaga a Ben Reed, en bata, en plan The Dude de “The Big Lebowski”. Creo que se compra un pisito en El Palo después de esta noche fijo. Como les pasa a muchas bandas que pisan el Canela, parece que los australianos tienen ya festival favorito.
El post punk de los canadienses Preoccupations nos cala hasta los huesos sin avisar, de Espionage a temas hipnóticos y resplandecientes de Viet Cong, como Continental Shelf, Silhouettes o Death . La espiral de sintetizadores y la oscuridad luminosa del Jazz Bass y las cuerdas vocales de Matt Flegel, dejan marca en la madrugada, pero la vida sigue y entre cañonazos de confeti, los dinosaurios se mezclan con unicornios salvajes, fregonas locas, abducidas, un E.T. travestido para la ocasión y algún que otro Wally perdido y encontrado por el callejero de Málaga la bella. Y suena Desmadre Estigio y tiemblan los cimientos de la Paris 15, con unos Triángulo de Amor Bizarro que no parecen tener techo sónico a la vista. Nos centrifugan el corazón y la cabeza, y levitamos en una balacera de hits al alcance de muy pocas bandas. La locura es total y hasta se suben unos espontáneos coristas a las tablas.
Por momentos parece que Isa hace girar el planeta con el vaivén de su flequillo y un bajo que echa fuego, fundiéndose con la batería de un Rafael Mallo que golpea el centro de la Tierra en cada brazada, mientras la guitarra endiablada de Caamaño y los teclados del “mimo loco” Zippo, no paran de tejer afilados paisajes sonoros que dejan retales de piel a su paso.
Con Les llevaré mi Cruz, Baila Sumeria o la belleza cegadora de Barca quemada y ese “cuando te fallen las fuerzas y no puedas volver, encontrarás lo que buscas”, en el que la sala se desgañita al unísono y parece desintegrarse hasta el rosario que cuelga del micro de Isa, nos vuelven a regalar la eternidad y un día. Para volver a deshacer el mundo, volándolo por los aires con la guinda explosiva y redentora De la monarquía a la criptocracia, un “y que esta vez no te sigo” que repetimos hasta perdernos de la mano en la noche interminable.
Recuerda, si te dicen que hay un sitio donde terminará por dolerte la boca de reírte y la gente vuela y te hace volar sin alas, donde te puedes cruzar con Karl Lagerfeld, biznagueros, sirenas o con los personajes de “Amanece, que no es poco”, ¿Qué haces con tu vida? Que no te lo volvamos a contar, o sí, pero por tu bien, ¡no faltes al Canela!
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