Esa cálida luz otoñal

Camera Obscura regresaron este año con “Look To The East, Look To The West” (Merge, 24), once años después de su anterior entrega, “Desire Lines” (4AD, 13), un disco de buen nivel que desprendía la pura esencia de ese combo escocés que en los dosmiles encandiló con títulos como “Underachievers Please Try Harder” (Merge, 03) y “Let's Get Out Of This Country” (Merge, 06). Un retorno en forma de álbum con el que la banda probaba mantener activo su mojo, en una noticia certificada con la buena acogida de la presente gira española de tres fechas, entre la que se incluía el sold out (registrado hace ya semanas) de la madrileña Sala Villanos. Unas expectativas, en la práctica, del todo satisfechas en base al magnífico concierto ofertado por el sexteto.

Una actuación protagonizada por ese tipo específico de indie-pop que maneja la formación de Glasgow, seductoramente equilibrado entre nostalgia y esperanza, capaz de proyectar rayos de acogedora luminosidad otoñal. Unas especificidades con las que siempre destacaron entre otras bandas generacionales, realzadas en directo con ejecución cristalina y un no menos impecable sonido. Una secuencia pulcra que comparte protagonismo con la solidez y potencia del propio grupo sobre las tablas, en una mixtura imbatible que certificó el triunfo ante una sala abarrotada y rendida a Tracyanne Campbell y compañía. Camera Obscura son, ya se sabe, una banda estática sobre el escenario, que prescinden de cualquier tipo de floritura y confían todo al poder conmovedor de un catálogo rebosante de canciones redondas, de tanto en cuando adornadas con unos vientos de lo más favorecedores.

Un activo envidiable que incluye temas del calibre de “Let's Get Out Of This Country”, “Tears For Affairs”, “Swans” o “Teenager”, además de esa secuencia imbatible que cerró el grueso del concierto formada por “The Sweetest Thing”, “French Navy”, “Lloyd, I'm Ready to Be Heartbroken” y “If Looks Could Kill”, antes de que “James”, “Come Back Margaret” y “Razzle Dazzle Rose” refrendaran, en forma de bises, lo mágico de la velada. Una selección a la que añadir nuevos temas que encajan con naturalidad entre clásicos, del tipo de “Liberty Print”, “Big Love” o “Denon”. El paso de Camera Obscura por Madrid volvió a poner en primer plano aquellas virtudes curativas, plagadas de claroscuros, que vienen de transformar las secuelas de una ruptura sentimental en piezas de grandísima belleza y no menos fuerza emocional. Impagable.