Este fin de semana se celebró la segunda edición del festival Hurra! Romería pop, que tras el cambio de ubicación por las previsiones de lluvia pasó forzosamente de las Aceñas de Cabañales al recinto de IFEZA. La cita con los romeros era a las doce del mediodía, empezando puntual con un grupo local de versiones, Los Musikeos, para ir calentando el ambiente en el comienzo de la jornada. Poco a poco el público fue llegando, tras la buena acogida de esta segunda cita del festival con casi toda la taquilla vendida. El plato fuerte de la mañana eran los gallegos Querido, que habían levantado mucha expectación a través de su frontman Andrés, hijo de Iván Ferreiro. Con un sonido potente y muy empacado, salieron (con el aún corto repertorio que poseen) con muchas ganas al sentirse arropados por un público que coreó al unísono “Una nueva esperanza”, primer hit del que será su próximo primer disco, además de completar su repertorio con un par de versiones de Despistados y Zenttric. Como en toda buena romería hubo hora para la comida, con PigManStar (Dj) amenizando esos momentos para gozo de los asistentes, antes de que se sacara en procesión a la santa que se veneraba este año y que cogía el testigo de David Bowie: Raffaella Carrà.
Los conciertos de la tarde se reanudaron con las locales Titis Twister, que presentaron los temas de su reciente disco “Los célebres cuentos de las Hermanas Grima” (24) con su sonido cercano al garage-punk-pop de sabor añejo, sorprendiendo a los que aún no las conocían. Cerca del ecuador del festival salían a tocar Melifluo, grupo que sabía que tenía a los romeros ganados y sacaron la artillería desde el primer minuto y sin dejar ninguno de sus temas más conocidos en el tintero. Acabaron con ovación general, además de por el buen concierto, por la alegría de volver a ver a Jaime Gandía encima de un escenario tras el accidente sufrido por Supersubmarina hace casi ocho años. Con el recinto ya lleno saltaron al escenario los sevillanos Pony Bravo, con la intención de desplegar su psicodelia-funk de estilo particular. Sus fieles se agolparon en primera fila y no dejaron de corear sus canciones, llegando a una comunión total con “La rave de Dios”.
Cuando ya empezaba a anochecer, Triángulo de Amor Bizarro, en formato de trío recién estrenado, se centraron en un repertorio que desgranaba los mejores temas de su discografía, para disfrute del público que no paró de saltar en la hora de duración del concierto. Aunque el sonido del recinto no era del todo malo, ellos sonaron particularmente bien, acostumbrados a que sus distorsiones y guitarrazos sean difíciles de ecualizar. Destacaron temas como “Estrella solitaria”, “Barca quemada” o “De la monarquía a la criptocracia”, con la que terminaron. Con el ambiente más que caldeado, llegaba el turno de los también gallegos Grande Amore, que traían consigo la fama de ser incendiarios y agitadores por su intensidad en el escenario. No defraudaron, consiguiendo que la inmensa mayoría del público estuviera todo el concierto enmarañado en un trance motivado por el trío con con su mezcla de sintetizadores, guitarras y cajas de ritmo. Muestra de ello fue cuando sonó “Esa pena que aveces teño”, en la cual el público formó un “pogo” durante la totalidad de la canción, desatando sus instintos más animales. El grupo, muy comunicativo con el público, agradeció tanta implicación y dejaron el escenario satisfechos del trabajo realizado.
Terminaba la jornada de la “romeria” con los participantes deseando ver el grupo que cerraba la celebración. Salían entre la bruma del escenario León Benavente (en la foto), con la energía que caracteriza sus actuaciones, en esta gira de celebración de los diez años de su estreno. Tras una batería inicial entre las que sonó “Estado provisional”, “Amo” o “La ribera”. El grupo recordó su anterior actuación en la ciudad y lamentaron no haber podido realizar el festival en su ubicación original. Tras ello, ya no hubo descanso, hasta el tramo final en el cual, por sorpresa, salió Nuno Pico cantante de Grande Amore, a cantar “Gloria” a dúo con Abraham Boba, uno en castellano y el otro en gallego, dejando un recuerdo imborrable. Con los últimos acordes de “Ayer salí”, terminó el concierto, poniendo fin a la jornada romera, con un balance de éxito absoluto, a pesar de las dificultades por la meteorología, pero con toda la parroquia satisfecha deseando la consolidación del evento y ver cuál será el homenajeado u homenajeada del próximo año ¡¡Hip-hip-Hurra!!
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