El viejo aire fresco de siempre
ConciertosCracker

El viejo aire fresco de siempre

10 / 10
Yahvé M de la Cavada — 09-05-2017
Empresa — Kafe Antzokia
Fecha — 06 mayo, 2017
Sala — Kafe Antzokia, Bilbao
Fotografía — Dena Flows

Cuando llevas mucho tiempo dedicándote a la prensa musical, por mucho que te guste un disco o un concierto sobre el que tienes que escribir, tu mayor deseo es que venga alguien y escriba por ti el artículo de marras. Un sueño casi imposible que a mí, por fin, me pasó este fin de semana.

Cuando aún no me había recuperado del fabuloso concierto de Cracker en el Kafe Antzokia de Bilbao, David Lowery, frontman y fundador de la banda, escribió un post en su muro de Facebook que bien podría sustituir el contenido de esto que estoy tecleando. Lowery tuvo una epifanía en su concierto en Bilbao, un momento mágico en el que se emocionó y a punto estuvo de no poder seguir cantando su “Almond Grove”, y así lo contó en la red social, emocionado y agradecido por uno de esos momentos mágicos, y muy raros, que hacen que todo esto merezca la pena. Y si Lowery alcanzó ese estado cantándonos, imaginad cual era el del público, absolutamente cautivado por el grupo y sus canciones.

He visto a Cracker unas cuantas veces, y su media es de 10. No de 9 o 9’5; de 10. Es una de esas (muy pocas) bandas que no fallan, que no flaquean, que te atizan un repertorio diferente cada vez y que, independientemente de su contenido, siempre resulta redondo. La primera vez que les escuché abrir un directo con “One Fine Day” recuerdo que pensé que era un tema inmejorable para empezar un concierto. En Bilbao, la misma canción sirvió para cerrar el set, antes de los bises, y por supuesto pensé que era un tema inmejorable para cerrar un concierto. Y creo que eso mismo me habría pasado con la mayoría de canciones que tocaron esa noche. Porque, por encima del magnetismo de la voz de Lowery, la fineza de la guitarra de Johnny Hickman o la excelencia del quinteto al completo, el principal activo de Cracker es un cancionero extenso y soberbio que siempre produce repertorios casi perfectos, al alcance de muy pocos grupos de rock americano en activo.

En Bilbao abrieron solo los fundadores Lowery y Hickman, arropados por la pedal steel guitar de Matthew “Pistol” Stoessel, tocando “Dr. Bernice” y “Been Around The World”, y enseguida salió la banda al completo para tocar ese estratosférico “Almond Grove” que quedará para siempre en la memoria de todos los que estábamos allí, empezando por el propio Lowery. El pacto banda-público estaba sellado: a partir de ahí no hubo un momento en el que el nivel no se mantuviese en lo más alto, con el grupo sonando perfecto y cada uno dando lo máximo en cada nota pulsada, en cada golpe de ritmo marcado y en cada palabra cantada con una sencillez y honestidad indescriptible. Desde “Teen Angst” hasta el ya legendario “Euro-Trash Girl”, pasando por otras joyas como “Low”, “I Want Everything” o “The Golden Age”, y así temazo tras temazo antes de rescatar “Take The Skinheads Bowling” —el tema más famoso de la otra banda de Lowery, Camper Van Beethoven— y rematar con el ya mencionado “One Fine Day”. “Gimme One More Chance” no fue suficiente bis: el público, totalmente entregado, exigía más, y lo tuvo, con un regreso a los dos primeros discos de la banda en forma de unos “Nostalgia” y “St. Cajetan” antológicos.

Otro concierto de Cracker para el recuerdo. Los suyos nunca se olvidan, no. Como esos mejores amigos a los que solo ves de vez en cuando, en los momentos en los que la vida os da un respiro y os deja por fin confluir, las citas con Lowery y Hickman siempre satisfacen las expectativas más altas, esas que se generan al calor de los recuerdos de la última vez que los vimos. Pero con Cracker nunca hay decepción, solo una nueva vivencia para refrescarnos la memoria y recordar por qué los amamos tanto.

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