Las escrituras de lo auténtico
ConciertosCracker

Las escrituras de lo auténtico

9 / 10
Don Disturbios — 03-12-2015
Empresa — Heart Of Gold
Fecha — 02 diciembre, 2015
Sala — Music Hall, Barcelona
Fotografía — Raquel Pagès

Cuando un grupo lleva tantos años en la carretera y en cierta medida ya se encuentra alejado de los dictatoriales focos de la actualidad, alcanza un nivel de libertad que, como siempre sucede en estos casos, puede ser bien o mal empleada. Si la usa de forma correcta, el grupo hará lo que le de la gana, arriesgando y manteniendo la llama de lo que implica tocar en directo de forma intacta o incluso azuzándola para que se convierta en incendio. Si la utiliza mal, pondrá el piloto automático y se moverá por inercia tocando los viejos clásicos de siempre, provocando una mínima satisfacción entre los más fans con esos mismos temas más reconocibles. Los que acudimos habitualmente a conciertos hemos visto de todo. Grupos que parecían acabados y han renacido de sus cenizas; grupos que pasean su cadáver nada exquisito; y auténticos profesionales que se dejan la piel o la garganta en cada unos de los escenarios a los que se suben. Bandas que transpiran música y saben crear la imprescindible correa de transmisión con el público para que no sea un invitado de piedra en la fiesta que se le supone al rock'n roll. Justo en esta categoría es donde entran Cracker, o al menos los Cracker de este 2015 que anda presto a su fin.

Los de David Lowery dieron toda una lección de como debe sonar un concierto: cristalino, compacto y sin fisuras. ¡Tanto! que daba igual que la garganta de su líder se notara algo resentida, máxime cuando hay un guitarrista tan fino como Johnny Hickman cubriéndote las espaldas sobre una base rítmica que, por momentos, ronroneaba como el motor de un viejo cadillac. Así el concierto empezó con los aromas country del segundo de los discos que conforma su última obra, el excelente “Berkeley To Bakerfield”, aupados todavía más por el apoyo de la steel guitar de Matt “Pistol” que añadía colorido vaquero a la eléctrica de Hickman y la acústica de Lowery. Pero la verdadera fiesta estuvo en la segunda parte del bolo, cuando David cambió de guitarra, se calzó la eléctrica y empezaron a caer temas imprescindibles de su cancionero como: “Low”, “Teen Angst”, “The World Is Mine”, “This Is Cracker Soul” o una sorprendente “Happy Birthday To Me”. Una bacanal de auténtico rock americano que tuvo su punto álgido en una más que coreada “Euro-Trash Girl” ante la ausencia de una “Seven Days” que esta vez se guardaron en el bolsillo, aunque hubo quien la pidió con insistencia.

Conciertos como el de anoche hacen que uno recupere la fe en el auténtico rock 'n roll , el que se ejecuta si ninguna coartada arty, directo a la yugular. Conciertos como el de ayer te hacen reflexionar cuando te das cuenta de lo alejados que andan muchos jovencitos que empiezan, de las verdaderas enseñanzas de un oficio tan antiguo como el del entretenimiento. Lástima que Barcelona en general se encuentre tan alejada de las verdaderas escrituras de lo auténtico y no fuéramos demasiados los invitados a la fiesta.

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