Había ganas de concierto en condiciones más o menos normales. La gente que se acercó a la Jimmy Jazz tenía diferentes motivos para hacerlo. Amistad con los músicos, afición por la música en directo, ganas de pasar un buen rato nocturno, conocimiento de las bandas participantes, gusto por el hardcore y derivados... Cualquier excusa era buena para arropar a dos grupos de la ciudad, dos grupos vitorianos dispuestos a defender sus trabajos más recientes.
De telonero ejerció Losado, alias tras el que encontramos a Txus Villalabeitia, conocido por su labor guitarrística en Same Old, Libe o Lepora. El que nos ocupa fue el primer concierto, la presentación en sociedad de este nuevo proyecto personal, en el que también se atreve a cantar. En formato de trío clásico, de guitarra, bajo y batería, fue desgranando los seis temas que dan forma a su primer EP, también titulado "Losado". Comenzó con la tensa calma de 'Vivir sin miedo' y ese acertado cambio de ritmo en la parte final. Nos quedamos con las ganas de saber a quién iba dirigida y dedicada 'En la ciudad de la música', fino canto para ambientar una taberna imaginaria. 'Nadie te cree' sí tuvo un destinatario claro y colectivo, esos seres oscuros que no suman ni aportan, y que además restan. Todos y todas conocemos a más de uno. Guitarras stoner de rabia contenida para concluir el discurso antitoxicidad. 'Alguien', ese grito angustioso, de búsqueda de apoyo y comprensión, dio por finalizada la actuación. Todas ellas canciones desesperadas con las que Txus pide auxilio ante la soledad existencial, y pone cara a sus miedos y sentimientos más profundos. Animal emocional.
Tras la relativa calma llegó la tormenta y la furia de Giante, cuarteto de posthardcore rocoso, con referentes como Fugazi y Lisabo, y sólido como la máquina mejor engrasada. Tocaron en su totalidad los once temas que componen el rabioso y protestón "Hamaika", su segundo disco. Primer concierto con el nuevo repertorio, primera muestra del vendaval guitarrero a cien kilómetros por hora. La fiereza de 'Sustraiak' nos puso en guardia y nos avisó de lo que se nos venía encima. El inquietante ambiente de 'Ikara', con ese adictivo estribillo casi fantasmal, siguió subiendo un nivel que no se desplomaría en ningún momento. Las parpadeantes y agridulces luces de 'Argiak' continuaron iluminando un camino por el que transitamos sin miedo, y en el que nos fuimos encontrando con viejas conocidas. Insertadas entre las novedades, tres representantes de "This is fine", primer disco de Giante, lucieron rockeras y poderosas. 'Azoka eguna', 'Unit 731', y sobre todo, la memorable 'Málaga-Almería', supusieron un gran guiño a los fans de siempre. 'Menpe', cañera y con una agresividad medida y controlada, nos condujo hasta la etapa final del viaje, una 'Aztarnak' que nos regaló una conclusión épica, con ese final repleto de ritmos machacones, donde quedó patente la importante labor del bajo y la batería en el sonido ciclópeo de la banda, que se mostró comprometida políticamente, teniendo siempre muy presentes los horrores y las consecuencias de la Guerra Civil española.
No son molinos, Sancho, son Giantes.
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