El estirón definitivo

Desde su estreno en 2018 hasta la última edición de este verano, celebradas sus jornadas principales del 15 al 18 de agosto, Cooltural Fest ha pasado en tan solo siete años de contar con una veintena de bandas a ser más de ochenta, ha cuadruplicado la superficie de su recinto principal y su asistencia ha crecido desde los algo menos de 20.000 del primer año a más de 70.000 espectadores en 2024. El festival almeriense ha dado el estirón definitivo y ha rubricado su edición más espectacular incrementando su alcance, con dos escenarios gigantes, los servicios prestados a los asistentes al contar con más espacio y también su programación complementaria, extendida a toda la segunda semana de fiestas patronales de la ciudad y una fiesta de clausura (24 de agosto) que cierra el círculo diez días después con respecto a la bienvenida. Música, mucha música.

Porque a la mayor comodidad de los asistentes con la ampliación de la superficie, con nuevas y numerosas zonas de descanso y más servicios, la edición de Cooltural Fest se ha caracterizado por contar con más de cien horas de música en directo (con las más de ochenta medidas inclusivas que aporta la Fundación Music For All) y por una notable y elogiable apertura conceptual a la hora de confeccionar el cartel, variado, abierto a múltiples géneros musicales (indie, rock, pop, urbano, autor, electrónica, rumba…), en una combinación de experiencia y juventud en perfecta convivencia. Además con el gran salto cualitativo de contar con los norirlandeses Two Door Cinema Club, la banda que sumó su “What you know” al imaginario colectivo de los himnos indies de la pasada década. Su actuación fue uno de los hitos destacados del festival, con sobriedad y estilo. Intachables.

Del lado de ‘los veteranos’ apenas hubo sorpresas. El dúo Amaral ejerció de incendiarios de la noche del sábado con un concierto extenso, equilibrado y generoso en éxitos populares; Iván Ferreiro hizo arte pop con la genialidad más normalizada, demostrando que su propuesta luce mejor en la frontera entre el día y la noche; La Oreja de Van Gogh se llevó otro de los grandes llenos del festival con Leire haciendo destellar los eternos éxitos; Rayden estuvo comunicativo y hábil en el discurso de su despedida; La Casa Azul rindió tributo una vez más a su innegable reminiscencia de Daft Punk y Carlos Sadness anduvo algo más comedido que en otras ocasiones; mientras que Los Planetas… fueron Los Planetas para mal y para bien. Quien pudo ser menos fue Mikel Izal, que sigue sobreponiéndose de una operación de menisco que le obligó a cancelar un par de fechas en julio y que le llevó a tener que cantar sentado. Hay que aplaudirle el esfuerzo y compromiso.

Confirmaron una vez más su trayectoria alcista la rumba pop de Tu Otra Bonita, la elegancia poética de Shinova, la escuela de cantor y autor de El Kanka, la pompa bailable de Varry Brava, el petardeo de Ladilla Rusa y Ojete Calor, la furia de Cala Vento, Sexy Zebras y Serial Killerz (siempre bienvenidos en cualquier cartel), el electro-jondo de La Plazuela, el pop rock clasicote de Malmö 040, las valientes propuestas de Sen Senra y Belén Aguilera (mezclando lo urbano con lo sensible) y también la fiereza rockera de un Dani Fernández arrollador y unas Ginebras que dieron un plus de energía y alegría cuando no quedaban fuerzas en las últimas horas del festival. Grata sorpresa lo de Pignoise, que en su veinte aniversario han conseguido empacar unas canciones que, en muchas ocasiones, tira de melodías castizas y dolientes, revitalizando el legado de una banda a la que quizá nunca se le ha tratado de manera justa.

En el escenario principal también se contó con un tercer escenario, ‘Cooltural Club’, con mezcla de dj’s y otras opciones más alternativas como las de One Eat One, Garabatto, Mobox, K!ngdom, Hoonine o Bratri.
En la fiesta de bienvenida las actuaciones más esperadas fueron las de Ciudad Jara, que se despide para que Pablo vuelva a enfundarse el tipo de La Raíz, y Despistaos, con su aniversario de pop-rock y recuperación de algunos temas de sus urbanos comienzos. A lo esperado se sumaron las gratas sorpresas de Nosoymeri (ganadora del concurso Proyecto Vivero), los versátiles Nunatak y unos magníficos Merino. La nota negativa fue para L.A., que tuvo que caerse del cartel a última hora por la imposibilidad para volar desde Mallorca por el cierre del aeropuerto por las tormentas.

Una bienvenida que, como la clausura (en este caso con los divertidos Antílopez, los muy prometedores Sanguijuelas del Guadiana, Andreew, Jaguayano, Tres Caladas y Georgina), la Ruta Gastromusical de seis días de doblete de conciertos (Tatuaje y Vis Viva; Jorge Atienza y Madbel; Tú Peleas Como Una Vaca e Isla Lavanda; Melbourne y Lord Malvo; Capitán Elefante y Driive; Karlan y Sugarcrush) y un Escenario Playa que se confirma como uno de los puntos diferenciales de Cooltural Fest.

Junto al Paseo Marítimo Carmen de Burgos que bordea el mar Mediterráneo, la música comienza al mediodía y se prolonga hasta las seis de la tarde. En las primeras horas propuestas más delicadas, poéticas o incluso lo-fi, como las de Gon Abril, Candela Gómez, Mafalda Cardenal, Montana, Delafé. En el segundo tramo, más madera para ir calentando el ambiente para la noche. De este lado brilló el punto ‘riot-girl’ de Lisasinson o Aiko El Grupo, el rock cantinero con bien de tequila de Huracán Romántica, la fusión de estilos de Niños Luchando, la innegable herencia de Andrés Ferreiro con Querido y, sobre todo, la contundencia estilosa de La Trinidad y el salto aperturista sin red de Viva Belgrado.

Organizado por Crash Music en colaboración con el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, la historia de Cooltural Fest sigue escribiéndose en páginas doradas con la doctrina olímpica –ya que estamos en año de preseas- del “Citius, Altius, Fortius” (“Más rápido, más alto, más fuerte”). No será extraño que el año que viene vuelvan a conseguirlo una vez más.