El pasado 10 de febrero se celebró el concierto de los barceloneses Sidonie en la sala LAVA de Valladolid. Una noche muy especial marcada, inevitablemente, por los premios de cine Goya que se entregaban esa misma noche en la capital castellana. Marc, Axel y Jes venían a la ciudad del Pisuerga para presentar su nuevo disco, de título homónimo y décimo primero dentro de su larga discografía. El cartel de “sold out” colgado desde hacía tiempo indicaba que las ganas y expectación ante la actuación del trío eran máximas.
En torno a las 22:30 horas el combo saltó al escenario con ganas de dar guerra. Y también de demostrar los motivos por los que están considerados como uno de los referentes del indie patrio. Una tras otra fueron cayendo sus nuevas canciones, coreadas desde el principio por un público a sus pies. Una de las características principales de este nuevo trabajo es la impronta e inmediatez que respiran todas sus canciones, al amparo de un manto de pop. Historias que hablan de situaciones personales y del paso del tiempo, en una banda con una larga trayectoria a sus espaldas. La época en la que acudían frecuentemente a la psicodelia para dar más personalidad a su discurso musical ha quedado ya como historia antigua. Aunque, de vez en cuando, sigan dando pequeñas pinceladas de aquello, remontándose a sus primeros discos para el disfrute y anhelo de sus fans más veteranos e incondicionales.
Su caja de Pandora se abrió cuando “Fascinado”, “Giraluna”, “El incendio” o “Carreteras Infinitas” se hicieron protagonistas de la noche. Incluso se atrevieron con una versión del “Wonderwall” de Oasis, para deleite de la generación de los noventa. Una velada para el recuerdo y cargada de amor, con los equilibrios imposibles de Axel Pi encima de la batería y un buen surtido de canciones a modo de cócteles Molotov recibidos con muchas ganas por la afición local. Y, de paso, con un muy aceptable sonido en la sala.
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