Una tarima para elevarse apenas medio metro del suelo. Un par de focos de luz cálida y un sencillo decorado con un panel de madera adornado con motivos promocionales. Esa fue la austera presentación con la que El Kanka compareció en el escenario para su concierto del ciclo en Momentos Alhambra Acustiquísimos en Santiago de Compostela. Acompañado únicamente de su guitarra acústica -sustituida en algún momento concreto por un ukelele-, toda la escenografía estaba pensada para resaltar el carácter íntimo de un concierto, que, no obstante, congregó a un buen número de personas en el patio interior de un hotel monumental de la capital gallega. Un escenario idóneo para la emotiva música del cantautor andaluz.
“Qué bello es vivir, qué lindo es amar. Yo te quiero a ti y tú me quieres más”. El estribillo de “Qué bello es vivir”, canción escogida para abrir el concierto, resume el tono general de un espectáculo en el que la conexión entre público y artista fue tangible desde el primer momento y se mantuvo a lo largo de la algo más de hora y media que duró la actuación. Melodías alegres de guitarra, estribillos contagiosos y coreados sin titubeos por buena cantidad de los asistentes. La fórmula ganadora de un concierto que tuvo como momento álgido la interpretación de la animada “Lo mal que estoy (y lo poco que me quejo)”, uno de los mayores éxitos de El Kanka.
También hubo espacio para momentos más tiernos, como “Vengas cuando vengas”, dentro de un concierto en el que los grandes éxitos del cantautor andaluz compartieron protagonismo con canciones más actuales de su repertorio, como las de su reciente disco "Cosas de los vivientes" (Altafonte, 23). Un bis de tres canciones, en el que cupo incluso una versión del “No estamos locos” de Ketama, cerró la velada, que, además de lo musical, permitió a los asistentes disfrutar de la gastronomía gallega con las tapas de autor preparadas por el chef Kike Piñeiro, del restaurante compostelano A Horta do Obradoiro.
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