Esto fue todo

Las canas de Howe Gelb no sólo atesoran 30 años de trayectoria de Giant Sand. También reflejan una de las carreras más íntegras y sinceras de esto que algunos todavía se empeñan en llamar americana. Aunque hubo compañeros de viaje que hace tiempo se rindieron a lo mainstream, el señor Gelb, bien en solitario, bien al frente de su mutante banda, ha caminado por una línea poco fácil para una gran mayoría. Tres décadas después de que viera la luz “Valley of rain” (Fire Records 1985) Giant Sand, o lo que es lo mismo, Howe Gelb, ha decidido poner el punto y final. Como él mismo ha señalado, “sin dramas”.

Moratalaz y su lunar escenario, el auditorio de la Cuña Verde, fueron testigos de uno de los conciertos de la gira de despedida de los chicos de Tucson. En una más que acertada iniciativa del Ayuntamiento de Madrid, que este año ha dispersado los Veranos de la Villa por diferentes barrios de Madrid, con coste cero en algunos de sus espectáculos (Giant Sand, uno de ellos), Gelb no hizo concesiones a la galería, algo de lo que no es muy amigo: aunque su último trabajo, “Heartbreak Pass” (New West Records 2015), es de apenas hace unos meses, los temas de este disco de madurez, entre ellos, “Texting Feist”, no fueron eje central del discurso y cohabitaron con las composiciones más antiguas y rockeras, como “Tumble & Tear”.

Tampoco hubo fuegos artificiales, para decepción de los que esperaban una traca final a modo de despedida. Lo que sí hubo fue fiesta en los últimos compases de la velada. Los invitados, como si de una quinceañera se tratara, rodearon a Giant Sand al ritmo de “Cariñito”, cumbia mestiza para decir adiós. En definitiva, esto fue todo para una banda que, sin demasiado ruido pero con mucha fe en lo que hicieron, ha dejado huella en más de un cruce de caminos.