Como viene siendo habitual, potente la programación elegida para abrir la primera jornada del festival navarro SantasPascuas, que este año celebra su quinta edición en varios espacios de Pamplona hasta el próximo 9 de enero. El Columpio Asesino y Belako fueron los encargados de abrir el telón de una cita que se ha convertido ya en tradición el día de Navidad y que este año la pandemia ha obligado a mover de Zentral al Navarra Arena.
Algo más de 1.000 asistentes se congregaron en el pabellón navarro, donde se cumplieron escrupulosamente todas las medidas sanitarias para garantizar la seguridad del público: trazabilidad de espectadores –sentados en mesas numeradas en la cancha y en las gradas–, uso obligatorio de mascarillas, prohibición de comer y beber, desalojo ordenador al final… La sensación de asistir a un evento seguro era evidente. La contrapartida: el ambiente resultaba gélido para un concierto de rock con un cartel con dos bandas que acostumbran a ser dinamita sobre el escenario. Con Belako hablamos de uno de los directos más salvajes e intensos del panorama estatal. Y en el caso de El Columpio Asesino, que jugaban en casa, no dejaron de incluir en su repertorio un himno como “Toro”, donde encontramos versos como: “Te voy a hacer bailar toda la noche (…) Carretera y speed toda la noche…” En fin, paradojas de esta distopía que nos ha tocado vivir.
Las dos bandas comparecieron en el SantasPascuas con disco nuevo editado en este maldito 2020. Y tanto los vizcaínos como los navarros ofrecieron un espectáculo convincente donde demostraron que atesoran dos de las propuestas más solventes de las tablas patrias. Les acompañó el nivel técnico del sonido del Navarra Arena. Pero si tenemos que destacar un debe, lo encontramos en el apartado de la imagen. Con el público distribuido por todo el recinto en mesas con su adecuada separación, y con la imposibilidad de moverse, lo que ocurría en el escenario solo estaba al alcance visual de los afortunados de las primeras filas. El resto tenía que conformarse con lo que se veía a través las dos pantallas gigantes ubicadas en ambos laterales. Pero en lugar de mostrar de forma nítida a los músicos, la realización optó por una retahíla de efectos visuales que resultarían apropiados en otro momento, pero no en estos tiempos de nueva normalidad.
Arrancaron puntuales a las 19:30 Belako (foto superior e inferior), que se emplearon en defender su cuarto trabajo de estudio, “Plastic Drama”, aunque sin olvidar el resto de su discografía, con su personal sonido donde caben el pop, el rock y el postpunk. Los de Mungia arrancaron con “Sirène", “Marinela2017”, “AKLR”… antes de retroceder a álbumes como “Hamen" (2016) y “Render Me Numb, Trivial Violence" (2018), para cerrar de nuevo con su disco más reciente, con temas como “Truce", “The Craft" y “Tie Me Up”. Entre los momentos más destacados del bolo, la intensidad instrumental de “All Nerve” o el recuerdo a las mujeres asesinadas este año antes de interpretar esa denuncia de la violencia machista que propone “Over The Edge”.
A continuación, e igualmente puntuales, El Columpio Asesino (fotos inferiores y encabezado) presentaron “Ataque celeste”, publicado el pasado mes de febrero. Abrieron el show con temas como “Huir”, “Preparada” o “Sirenas de mediodía”. Tras una pausa con breve speech de Cristina Martínez, los navarros atacaron álbumes anteriores como “Ballenas muertas en San Sebastián” (2014) –“Babel”, “Entre cactus y azulejos”, “A la espalda del mar”– ;“Diamantes” (2011) –“Corazón anguloso”, “Perlas”– ; y “De mi sangre a tus cuchillas” (2006) –“Floto”–. Se despidieron con “Toro” antes de un bis repleto de distorsión y apresurado para cumplir con el horario estipulado. Lo mejor de la velada, las progresiones instrumentales de “Déjame”, ”Ballenas” y “Diamantes”, con ese final oscuro, ruidoso, hipnótico, que cosechó un caluroso aplauso del público.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.