La consagración en España de Cocorosie se fraguó este fin de semana con sendos conciertos en Barcelona y Madrid, entre sudores, mogollones y emociones enfrentadas. Pero se fraguó. Las hermanas Casady retrasaron una hora su aparición en la Joy Eslava de Madrid, y para apaciguar los ánimos sacaron al escenario una garganta profunda, un humano de ritmos guturales, un batería bucal asombroso que, a la postre, emitiría las bases trip hop al concierto de presentación del último proyecto, el tercero ya, del dúo indie-folk-tronic del momento. El prisma ofrece al menos dos visiones. Las del maquillaje suave, gafitas y hombros descubiertos, los famosos que pocas veces ves a tu lado, los del buen rollo y la primavera, ésos disfrutaron de un concierto inolvidable. En cambio, esos novios que acompañaron a su chica y a las amigas de ésta, los del montón, y aquellos que prefieren la barra del fondo no pudieron evitar algún bostezo. Cocorosie presentaron sus “The Adventures of Ghosthorse And Stillborn” con equilibrio lírico y rapero, con cantos de opereta brindados por la hermana elegante (Sierra) intercalados entre los desafíos hip hoperos de la otra hermana, Bianca, más áspera y diestra con sus instrumentos de juguete y sintetizadores. El concierto se desarrolló con habilidad, aunque tanta exquisitez no acabó de cuajar en una sala abarrotada e incómoda para los niveles de exigencia que implica una actuación hipnótica y calculada. Poco a poco fueron sonando los éxitos, “Rainbowarriors”, “South 2nd” y demás, y sólo rechinó el himno americano que precedió a “Japan”, tan sobrante como un huevo Kinder sobre una tarta de San Onofre, por mucho que incluya sorpresa reivindicativa e irónica. Y es que, Sierra, Bianca, ¿no os dais cuenta de que en España se os quiere por lo que sois, no por lo que nos contáis?
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