Una tercera edición es un paso importante hacia la consolidación de una cita como el festival Clownia. Un festival especial que aúna circo, música y valores a partes iguales y que recibe a un público muy diverso, con mayoría de jóvenes pero también familias enteras con muchos niños. El ambiente familiar durante el día, en el pueblo y en el recinto, se alarga hasta bien entrada la noche cuando los conciertos toman todo el protagonismo. En este ambiente especial, creado a partir de una oferta de espectáculos de circo, talleres abiertos y rincones para actividades de padres e hijos (y abuelos), junto a un cartel musical con mayoría de grupos catalanes está la fórmula que le permite consolidarse y marcar su tercer soldout.
Este público diverso e intergeneracional de Clownia aplaudía junto y emocionado el concierto de los niños y niñas del coro Safari, el proyecto musical de un orfanato en Uganda, igual que la actuación del gran Pepe Viyuela, representando al Festiclown de Pallasos en Rebeldía, o el “reggae per xics”de The Penguins.
En un cartel con mayoría de grupos catalanes de mestizaje festivo, destacaba el nombre de Tiken Jah Fakoly quien con su reggae africano y políticamente comprometido y sin emplearse a fondo, sin duda consiguió impresionar con su presencia y su autenticidad. Las otras propuestas “guiris” fueron los simpáticos Will & the People con su pop británico con aires reggae y mucho humor, que sí lo dieron todo en el escenario; y la conexión japonesa de Txarango con los pioneros del mestizaje en Japón, Tex Sun & Flower Seed y los Djs de Caribbean Dandy.
Por primera vez, en el cartel no figuraba Txarango, promotores del festival que sí estuvieron muy presentes acompañando a artistas y público, pero esto no supuso ningún problema. El público más joven pudo disfrutar y corear las letras la primera noche con Els Catarres en su gira de despedida y unos jóvenes Dr. Prats, que gozaron de mucha aceptación. Cerraron los vascos Vendetta con su irrefrenable ska; y la segunda noche con los ya habituales del festival Itaca Band, los Buhos y también los veteranos Brams. Pero la segunda noche dejó claro que quien detenta todo el poderío del rock nacional más combativo son La Raíz. Los de Gandía se mostraron duros e incontestables en su discurso poético-político.
En la carpa Àgora y en horario de tarde pudimos disfrutar de propuestas novedosas y con muchos matices como la de Animal, o los increíbles Falciots Ninja con su música y sus letras desinhibidas - una mezcla que va mucho más allá del mestizaje. Cerca se pudieron ver espectáculos de circo de mucha calidad como el de Circ Vermut o a Guillem Albà y su Marabunta (quien también realizó un taller profesional de clown). En horario matinal y abierto a todo el mundo se pudo descubrir a los grupos más jóvenes,a destacar las canciones en clave power-pop en catalán del trio Nyandú.
Para terminar esta crónica solo queda felicitar a Txarango en su faceta de promotores de un festival que, en sus propias palabras, no quiere perder su proximidad y sus valores y, por tanto, debe crecer no en aforo sino ampliando todavía más la calidad de sus propuestas.
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