Clem Snide
ConciertosClem Snide

Clem Snide

6 / 10
Don Disturbios — 23-04-2009
Empresa — Houston Party Records
Sala — Apolo Sala [2], Barcelona
Fotografía — Susana López

Eef Barzelay, cantante, guitarra y máximo compositor de Clem Snide, tiene todo el derecho del mundo a seguir girando bajo ese nombre, pero nosotros también tenemos todo el derecho del mundo a protestar porque poco queda de la banda que fue de Nueva York y ahora está asentada en Nashville. Tan sólo el pétreo Brendan Fitzpatrick al bajo se mantiene activo en una formación reconvertida en trío y cuyo peso exclusivo recae en la pericia de su lider a la guitarra y en un timbre vocal tan personal como la ironía descastada de sus textos. Por eso no es de extrañar que echáramos en falta el apoyo de Pete Fitzpatrick como segundo guitarra, por no hablar de los arreglos de viento y piano que adornan las canciones más comatosas de su último trabajo, “Hungry Bird”, y que, por todo ello, el balance final de la actuación sea un tanto agridulce. Claro que eso es algo que no se podía presagiar cuando ya desde el principio nos regalaba un “Something Beautiful”, que parecía indicar que la noche sería un repaso por sus mejores canciones, dejando a un lado su último trabajo. Pero tampoco. Y eso que temas como “Born A Man” y sobre todo “Me No” sonaron a la altura de sus mejores composiciones. Claro que quizás el problema resida en que, en las anteriores visitas, Eef Barzelay había dejado el listón muy alto y, por tanto, lo tenía complicado para superarlas. Y también -no es menos cierto- que los sabrosos detalles que puede proporcionar una mayor instrumentación de los temas resulta fundamental para una banda que, como Clem Snide, basan su repertorio en los medios tiempos y en la belleza de sus tonadas. Así, cerrando los ojos e imaginando como hubieran sonado estas mismas canciones de haber contado con teclados, violines y vientos como los Wilco de “Ashes Of American Flags” o si lo prefieres el country de cámara de Lambchop, me vi de patitas en la calle tras la despedida insólita de un Eef Barzelay lamentando a capella el robo de su chica. Y es que jode comprobar que una cosa que puede ser sublime no pase de correcta.

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