Que apenas doscientas personas asistieran a la actuación de Chuck Prophet en Barcelona no es a estas alturas una novedad. Tampoco es que sea una sorpresa, pero es verdad que dice muy poco de una ciudad como ésta -magnífica en otras muchas cosas- y de su poca querencia por el rock n´roll.
Un músico que se ha instalado en esa clase media en la que no entra cualquiera ni a según que precio, consiguiendo incluso salir en medios genéricos el día que va a tocar y que, gracias a la gira en la que interpretaba en exclusiva “London Calling” de The Clash, logró subir un poco más un caché que ya tenía ganado de antemano por su pasado con Green On Red. Además, esta vez venía auspiciado por un disco como “Temple Beautiful” que ha cosechado muy buenas críticas, y en el que se centró buena parte de su repertorio. “Play That Song Again”, “Temple Beautiful”, “Little Girl, Little Boy”, “White Night, Big City” fueron algunas de las que pudimos disfrutar con fruición, con una banda sólida y muy profesional en la que contaban con la enigmática Stepahnie Finch como principal reclamo y que incluso se atrevió a cantar Count The Days 1-2-3-4-5-6-7” de su disco en solitario.
El concierto fue de menos a más y aunque empezó como un tiro, iba creciendo cada vez más en intensidad. Las referencias a Tom Petty, Lou Reed, Iggy Pop -hizo su “I´m Bored”- o Neil Young flotaban en el ambiente, e incluso a Bruce Springsteen, a quien nos hartaremos oír hablar sobre él la semana que viene, aunque muchos -sino la mayoría- de los que asistan a sus conciertos, no sepan ni quién es ese músico tan real y con tan buen gusto que acaba su recital con “Shake Some Action” de The Flamin´ Groovies con el personal completamente enloquecido.
Sonrisas, signos de aprobación, y esa comunión tan reconfortante que es la que genera únicamente el rock n´roll.
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