Tres en uno

A pesar de su proximidad geográfica e idiosincrásica, hermanar Valencia y Murcia con Alicante nunca ha sido una tarea fácil para ningún aguerrido ponente. Si a ello le sumas una lozanía profesional que apenas supera el lustro de vida y una carrera work in progress con tan solo dos álbumes en el mercado, ninguno se arriesgaría a poner la mano en el fuego por este neófito trío. Pero es que lo de Javi Aguilar, Salva Cucart y Pascual García no es precisamente normal. Con un pie en el sonido más comercial y otro en el underground por descubrir, los miembros de Chill Chicos han sabido leer con minucioso acierto esa exigencia de su generación por liberarse de estilos encorsetados, proponiendo como alternativa una entrega mixta y dispar, sin perder de vista el norte de la coherencia.

Sus referentes, su estilo y su puesta en escena son cada una de su padre y de su madre, y eso, precisamente, es lo que enriquece su entrega final, logrando con ello que la primera visita de Chill Chicos a Alicante haya dejado un sabor de boca del todo remarcable en sus testigos. A golpe de beat y balada intensita, las bases de “BIEN LOCO” (una correcta muestra de lo bien que maridan las confesiones más íntimas y oscuras con el techno más narcotizante) comenzaron a llenar las inmediaciones de la Sala Stereo, convirtiéndose éstas en el perfecto fuel para accionar el gatillo de una noche que no había hecho más que empezar y prometía alargarse. El público pierde progresivamente la timidez y se va aproximando a la primera línea de batalla, bajo las invitaciones de su cortés y efusivo frontman, que caldeaba y enternecía el clima poco a poco. Los presentes pronto nos dimos cuenta de que la impredecibilidad y el arrojo son el santo y seña de esta banda y los volantazos de su propuesta, sorpresivamente, eran totalmente bien recibidos por sus acólitos, quienes, entre algún que otro furtivo “¡Viva Murcia!”, terminaron completamente entregados a esa suerte de autotunes varios, latineos desvergonzados (“SEXO”), brillos de hyperpop casual (“NI TAN MAL”), y hasta líneas de rap soft con reflejos de funky de dormitorio (“LUJO$$$O”). Jugada maestra, por su parte, la de incorporar al formato trío un set de percusión con el que lograron otorgar a sus pistas más crudas (“NO CHILL”) ese plus de agitación y nervio que abría ante nosotros la veda más punk del proyecto -ya puestos, ¿por qué no?-.

Si a esto le sumas una humildad y una entrañabilidad totalmente arrebatadoras por parte del trío, no es de extrañar que incluso el respetable comprara a ciegas las reversiones de sus temas conjuntos más famosos (“Si Volvemos A Querernos” o la reciente “DE VUELTA EN LA CIUDAD”, entre otros), adaptados al pertinente directo por la evidente necesidad logística de la ocasión. Quizás por ser, precisamente, un público tan agradecido, los buenos de Pascual, Salva y Javi tuvieron a bien hacernos entrega (con más voluntad que acierto y exigiendo aún algún que otro ensayo de más) de un tema nuevo que formará parte de ese tercer álbum que el trío ya está gestando. Sin revelar mucho más sobre el mismo (saldrá oficialmente en abril y por el momento mantienen en secreto junto a quién lo han pergeñado), el corte en cuestión nos presentó el tono más verbenero y castizo de Chill Chicos, el cual terminó evolucionando y concluyendo en dirección a su cara más radioformulable, esa que nos invita a bailar hasta bien abajo y deja la temperatura bien arriba, tirando de canalleo y de ritmos sincopados (“PANTERA”).

Frescos y desenfadados, pero con un abanico enorme de capas sentimentales tras sus versos, Chill Chicos pueden presumir desde ya de haber clavado su bandera también en la terreta. Y es que a pesar de manejar con destreza las fórmulas infalibles del hit inmediato, Pascual, Salva y Javi demustran no ser flor de un solo día y dejan claro que son “los chicos más guapos” de todos los escenarios que ellos decidan pisar en este momento tan dulce del que gozan. Si su estela no cesa –que no tiene pinta-, raro será en un tiempo no verles llenar un WiZink, pero esta vez de verdad.