Como decía Judeline en su concierto, por desgracia se ha terminado el verano. Pero, por favor que nos dejen un poquito más seguir fantaseando y disfrutando de lo bueno. Decimocuarta edición de CCME con la que celebran una vez más el éxito del festival reuniendo a más de 60.000 asistentes entre sus dos días. El recinto John Lennon de Getafe se llenó hasta arriba con un público muy agradecido marcando un sold out y con muchas ganas de fiesta. Desde la primera hora de la tarde el escenario central del festival se vio arropado por un gran número de fans que se entregaron con bastantes ganas a cada una de las propuestas que pasaron por allí cada 20 minutos aproximadamente, y decidieron llevarse a casa la experiencia completa.
La tarde del viernes comenzó calentándose con un Soge Culebra que se había tragado cuatro horitas desde Murcia. “Estoy muy feliz de estar aquí”, soltaba con humor y con muy buen rollo mientras se marcaba un show que les venía muy bien de entreno a las primeras filas que esperaban la salida de Myke Towers al final de la noche. Tras él, Iñigo Quintero hizo un gran esfuerzo para que su show traspasara la frontera de la coreadísima “Si no estás”. Chanel en catsuit se colocó en “SloMo” dentro de una copa gigante de champagne para hacer un guiño a Dita Von Teese. Y, por supuesto, el aluvión del fandom OT llegó al encuentro generando gritos frenéticos, alguna que otra lágrima por los nervios, pasión y terminando con ese rumor de colaboración entre Ruslana y Arde Bogotá.
Chanel
“Buenas tardes a todos, hemos venido a saltar”, lanzaba Antonio de Arde Bogotá dispuesto a conquistar el día. Entregados desde la primera nota, el crescendo de la banda en el directo fue en paralelo a la ruptura de la barrera con la audiencia. Camiseta de Oasis incluida por parte de José Ángel a la batería. Arde Bogotá terminó la noche con una preciosa mención a “La salvación” explicando todo lo bonito que les había enseñado ese tema. Y, finalmente, cerrando entre llamas con “Los Perros” como un auténtico himno del presente que ya todos reconocen. Es indudable que la banda fue de lo mejorcito del viernes y que hizo que el público se entusiasmara con ellos y se entregara a las guitarras.
Pasando página, nos acercamos a la parte más nocturna del primer encuentro con dos grandes nombres que marcan la industria latina actual. Manuel Turizo apareció con un show festivo que se apoyaba en el carisma del artista y el cuidado de este hacia los fans. Durante la hora de concierto no dejó de interaccionar con ellos y regalarles momentos que jamás olvidarán como ese brindis con tequila al grito de “Salud muchachos”, que derivó en el mítico “quien no apoya…” Por su parte, Myke Towers cerró el día como lo más esperado de la noche para muchos asistentes que llevaban camisetas del tour previo del artista y que le recibieron entre lágrimas de ilusión y euforia a partes iguales. Las redes sociales se llenaban de comentarios y videos nada más pisar el escenario mostrando la incredulidad por parte de los fans de poder ver a la estrella en Madrid. El artista celebró con la masa la fidelidad de todos ellos a lo largo de estos años y soltó un hit tras otro defendiendo además su reciente “La pantera negra” en los últimos 60 minutos del encuentro.
Niña Polaca
El segundo día se inició fuerte entre Niña Polaca y Veintiuno. Los primeros, agradecidos por volver a Madrid, habían avisado en redes sociales que saldrían bastante prontito y que tenían muchas ganas de hacer despegar el sábado. Y así fue, el público se acercó poco a poco pese al gran calor de esas horas de la tarde y acabó celebrando la segunda cita de CCME coreando “Los días malos”. Con la masa ya caliente, Veintiuno se subió al escenario con Diego soltando piropos nada más pisarlo. “Para una banda como nosotros es un placer estar aquí y defender la importancia de la música en directo”. Y así fue, porque qué gusto siempre ver en el festival a un grupo entregado al piano, entre guitarras, con saxo… Desde que comenzó a sonar “Estarás” el público ya había más que comprado la propuesta y conectado con ellos. Fue llegar “La vida moderna” y se convirtieron en los reyes de la tarde entre fuegos artificiales de color rosa. Otro de los grandes nombres del sábado fue el de Judeline, que además decidió regalar en CCME el estreno de su nuevo single que verá la luz el próximo mes. “Estoy un poco nerviosa con esto”, decía antes de tocar por primera vez en su vida “Zarcillos de plata”. Espontánea y rápida, habló de amores que le rompieron el corazón recurriendo a temas como “Canijo”, mientras todos esperábamos que cayera “INRI” de un momento a otro. Pena quedarnos con las ganas de escuchar “Romero santo”, que se guardó eso sí como outro mientras recibíamos de nuevo a Tony Aguilar, presentador del evento, para dar la bienvenida a la siguiente propuesta de la cita.
Young Miko
La noche del sábado ponía fin al festival con dos de los nombres más potentes de esta decimocuarta edición. Young Miko enamoró a todos con un repertorio de lujo y un enorme carisma. “Todas las malas vibras se quedan fuera. El público de España siempre me ha tratado increíble. Me hacía falta”. Y como era de esperar, tanto su versión de “Chulo” como la sesión con Biza reventó el festival. Por último, pero a lo grande, Rauw Alejandro salió al escenario para demostrar por qué es una de las estrellas más potentes de la música latina actual. Pese a ser un show de festival, y solo 60 minutos para tanto hit, Rauw midió la experiencia sobre el escenario al milímetro con cada coreografía, interacción con el resto de equipo, entrega vocal y mimos al público. “Yo también estoy soltero, quererse a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida”, lanzaba sin cortarse a los fans madrileños. Hizo un repaso por su discografía desde “Afrodisíaco” y generando algún momento especial como “Desenfocao”, la que dice que es su canción favorita, o evidentemente “Déjame Entrar”, tema que vio la luz el pasado mes de julio. Con el festival lleno hasta la última nota del show, Rauw sirvió como perfecta despedida a un cita que seguro volverá fuerte para celebrar el próximo año su edición número quince. Una despedida del verano a lo grande y unas últimas noches de calor para olvidar que hemos entrado de lleno en septiembre y se acabó la fiesta.
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