Doblete de artistas gallegos en la noche del jueves, dentro del ciclo 'Directos Vibra Mahou' y en un local poco habitual para la música en directo como es el Island Club. Abrió la noche Montedapena, dúo formado por Jairo (de nombre artístico Abrigo) y Héctor, conocido por ser uno de los fundadores de Lontreira, una de las bandas revelación del último año en Galicia. No resulta exagerado considerar su “Campo da festa” como una de las canciones en gallego más icónicas del último lustro. Volviendo a su actual proyecto, Montedapena debutaban sobre las tablas con una curiosa mezcla entre pop, rock y electrónica dura. A pesar de contar solo con una canción publicada, el dúo ofreció un entretenido concierto de media hora en el que presentaron unas cuantas canciones propias (entre ellas una ácida dedicatoria a sus suegros) y alguna versión (“Cuando me vaya” de La Quinta Estación, “Como Baila Carmiña” de José Costas y “El de los ojos negros”). Letras introspectivas a ritmo de rave, con algún que otro solo de guitarra de por medio, fue la carta de presentación de la nueva andadura de este joven compositor de las Rías Baixas.
Tras la pausa de rigor, los cinco músicos subieron al pequeño escenario para realizar una versión instrumental del “Kashmir” de Led Zeppelin. De entre el público surgió el gran protagonista de la noche: Carlos Ares. Con su estética de Jared Leto telúrico y su voz “asensenrada”, cautivó al público desde el minuto uno con “Velocidad”, una de las canciones que forman su álbum “Peregrino” (BMG, 24). A pesar de su juventud y de estar presentando su debut discográfico, Ares no es un recién llegado en esto de la música y se le notan tablas y personalidad. Tiene claro lo que quiere, sabe cómo transmitirlo y su fantástica banda lo ejecuta a la perfección.
Ese híbrido tan personal entre pop, folk, indie y una pizca de electrónica (o, como él lo define, música alternativa, a secas) gusta y mucho entre su público, que lo acompañó cantando a lo largo de trece canciones. Incluso “Importante”, publicada hace escasas tres semanas y primer adelanto del que será su segundo álbum, contó con los coros de un Island Club que mostró una buena entrada a pesar de ser jueves. Entre las más celebradas: “Aquí todavía”, “Nueva era” o la que da nombre al disco, “Peregrino”. Decía Ares en una entrevista, que era afortunado de no ganarse la vida con su música, sino con las composiciones y producciones que hace para otros artistas como Cendejas, Marc Seguí o Luna Ki, disfrutando así de una generosa libertad creativa que, además, le restaba presión. Si todo sigue por el cauce normal, todo apunta a que esta tendencia pueda quedar invertida, y puede que su proyecto personal empiece a ocuparle cada vez más tiempo. Bendito problema, por otra parte.
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