Dos años sin Canela Party son molto longo, pero el cartelazo, el lugar y el confeti que nos tenían preparado la familia Canela para desquitarnos en esta 14ª edición, ha sido una auténtica gozada al cuadrado de las que no se olvidan. Éxito rotundo. De aquellos inicios como fiesta de amigos en las que se juntaban unas 200 personas en una pequeña sala, a las 20.000 que han disfrutado durante cuatro días de más de 40 bandas top a nivel nacional e internacional. Mención aparte y para quitarse el sombrero, la rapidez y solvencia con la que la organización sustituyó a King Gizzard y Dan Deacon por Dinosaur Jr. y Viagra Boys, acierto total. Esto es tratar con respeto y cariño al público y no lo que hacen otros festivales.
Miércoles 24 de agosto
Llegó el miércoles y los escenarios estaban preparados y bendecidos por el eterno Chiquito, el “Jarl” y el “Fistro”, con Torremolinos tomando colores de feria y rodeados de una apacible arboleda y un skyline de montañas que se dibuja poco a poco al atardecer. Así comienza nuestro Canela, adentrándonos en la pegadiza “Jungla” (19) de las madrileñas Rayo, inaugurando el escenario Fistro y haciendo bailar a los primeros valientes bajo el sol a base de envolvente dream pop. Centellas y luz de “Neones” en vena, cañonazo de confeti y el “Bella Kali” de Las Grecas haciéndonos olvidar todo lo malo.
Mientras los peques saltan disfrazados en el castillo flotante (entrada gratuita y animación infantil en esta primera jornada), los mayores seguimos flotando con la dulce voz de Lexi Vega y las pompas sonoras que teje a dúo en Mini Trees. Levitando vamos de “Moments in between” a “Slip away”, tema a tema, hasta llegar a la “Spring” final.
Toca aparcar lo onírico y se fragua rotura de caderas colectiva con las siempre infalibles Tiburona. Balacera de hits empapados en gasolina y garage yeyé en llamas. Del himno titular “Sola y feliz”, a las incendiarias “Queremos la guerra” y “No me interesa tu opinión”. El tridente sube las temperaturas del Canela y, con las pulsaciones al galope, el festival alcanza su velocidad y diversión de crucero.
Muchas ganas en el ambiente por ver a los californianos Sugar Candy Mountain, que tardan un parpadeo en atraparnos con su nebulosa de folk-pop psicodélico, tejiendo electrificantes enredaderas instrumentales que crecen y crecen en la noche. Con Tame Impala y el espíritu de la costa oeste sesentera bajo las alas, Ash Reiter y compañía, nos regalan uno de los conciertos más emocionantes de la jornada. A vivir una temporada nos hubiéramos quedado en la hipnótica “Tired” o en compañeras de surco y hechizo como la bellísima “666” o la muy esperada “Windows”.
Torres
Pero si alguien estaba destinada a cabalgar sobre un cohete y terminar por incendiar el Canela del miércoles, esa era Torres y su banda. Mackenzie Ruth Scott,“Torres”, sombrero de ala ancha, botas tejanas de las que hace que salten chispas y bermudas azules, le saca brillo a su último “Thirstier” (21) y nos recibe con la magnética “Are you sleepwalking?”, zarandeándonos a su antojo a cada afilado fraseo y huracanados riffs de guitarra. Pasamos de la atmosférica “Skim” de su más experimental “Three Futures” (17), a aquel descarnado disparo a quemarropa que nos enamoró de su segundo álbum, “Sprinter”, en el que pasa del susurro a unos guturales en los que se tambalea Torremolinos y las estrellas. Apoteosis final y nos deja quemaduras esa repetida historia de amor con fecha de caducidad y su “Don't go putting wishes in my head” en bucle, para seguir haciendo jirones la madrugada con una desenfrenada “Strange hellos” y rematarnos, poco después, con los alaridos y contoneos de una “Helen in the woods” que desata tormenta de confetis eléctricos y éxtasis sin fin. No ardemos de milagro y toca recargar pilas.
Jueves 25 de agosto
Hay ganas de jueves y el público hace cola y corre para ver a Los Manises que abren puertas. “Estamos ready” y la locura y bailoteo made in Canela no cesa con el dúo ilicitano bajo el sol. “Aristocracia y underground” (20) al poder, minando de ritmos mántrico-tribales y loops futuristas una jornada con aroma a verbena marciana y farolillos mil.
Aiko el grupo inauguran el escenario Jarl con su contagiosa frescura abrasiva, desgranando su “Va totalmente en serio…” (20) y disparando a diestro y siniestro pildorazos multicolores pop-punk. Premio para la versión muy ganadora de “Toro” de El Columpio Asesino, provocando el primer gran seísmo festivo del día.
Volvemos al escenario Fistro y disfrutamos con las dos siguientes propuestas internacionales, primero con los franceses Park, banda con integrantes de FrànÇois & the Atlas Mountains y Lysistrata, que demuestran virtuosismo y fiereza a partes iguales en cada zarpazo de su homónimo y aún humeante debut. Toman el relevo en las mismas tablas Chad VanGaalen y su banda, sorprendiendo a muchos con esa sensibilidad que lo caracteriza, a medio camino de unos Crosby, Stills & Nash espaciales y un Kevin Parker recogiendo algodón. Psicodelia, sofisticada americana y aires sureños de altos quilates, en un show donde brillan piezas como la laberíntica “Inner fire” o “Peace on the rise”. Si nos quedamos con la matrícula de estas dos bandas, justo entre medio apuntamos a fuego el nombre de unos jóvenes belgas, The Haunted Youth, que nos atrapan en su tela de araña de resplandeciente oscuridad casi sin que nos demos cuenta. Pop lisérgico con ecos a Slowdive, Cigarettes after Sex y The Cure que cae en la tarde como una morfínica y reconfortante brisa. Canciones que parecen arder en una hoguera cerca del mar y escupir pavesas de desesperación y esperanza al unísono. De la joya de la corona “Teen rebel” a otras gemas como la mágica intensidad contenida de “Broken”, la onírica “Shadows” o la fulgurante luminosidad de “Coming home”. No, no le perderemos la pista a Joachim Liebens y los suyos.
Los habíamos visto brillar junto Anni B Sweet hacía unas semanas también en tierras malagueñas, presentando “Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado” (22) y ahora vuelven a demostrar que son una de las bandas nacionales a batir, Los Estanques. El cuarteto desborda fuego, clase y diversión por los cuatro costaos, con Iñigo con rulos en la melena y batín al mando. Tornado de fantasía y psicodelia con especial protagonismo de su sobresaliente y último “IV” (20): De “Mr. Clack” a “No hay vuelta atrás”, pasando por la explosiva “La aguja” y el desmadre final de “Soy español, pero tengo un Kebab”. Pura combustión instantánea.
Sleaford Mods
Plato fuerte con los venenosos y genuinos Sleaford Mods, que nos pasan por encima como una apisonadora de post-punk y rap de la vieja escuela, con Jason Williamson escupiendo y sudando fuego, mientras Andrew Fearn lanza bases como una ametralladora y baila como si no hubiera mañana. De su último “Spare Ribs” (21) hacen temblar los cimientos de Torremolinos con piezas afiladas como “The new brick”, “Shortcummings”, “Nudget it” o “Mork n Mindy”, con Jason desgañitándose y hurgándonos las tripas a cada fraseo. Momentazo con la versión musculada del bailongo “Don’t go” de Yazoo y traca final con “Jobseeker” y clasicazos del “Divide and exit” (14) como “Tied up in Nottz” y “Tweet tweet tweet”.
El regusto de hip-hop old school continúa ahora con sabor Canario y fiesta reivindicativa a cada paso, Bejo in da house. Conectando desde el primer tema y haciendo que el público baile sin perder el hilo hasta el final. De “8 Misisipi” al “Puto amo de la casa” o “A mi manera”. Y de las islas nos vamos al sur de la península con otras dos propuestas que rezuman personalidad a raudales, dos bandas sevillanas diferentes, pero hermanas, con acento y poderío como pocas, Derby Motoreta´s Burrito Kachimba y Califato ¾. Mueven a mucho público y hoy se nota que la kinkidelia y la rave andalusí mandan. Primero es el turno de los Derby, con un show engrasado al máximo y con la espontaneidad que les caracteriza. Deslian la madeja de un “Hilo negro” que es ya de oro y relucen cada una de sus pistas, como clásicos de una banda que viene de vuelta. Tras abrir con esa “The New Gizz” que marcó el camino, repasan su último álbum con siete bombazos, como “Porselana teeth”, “Caño cojo”, “El Valle”, “Gitana” o “Dámela”, intercalando “Las leyes de la frontera”, que les valió nominación a los Goya, y recta final con Miguel entre el público y más dinamita de cierre: “Aliento de dragón” y “El salto del gitano”. Imparable y volando muy alto, sigue su rumbo el dragón de cinco cabezas.
La madrugá pide a gritos fiesta yCalifato ¾ salen a por todas con “Indiô der çûh” y lo mejor de la casa: De la “Çambra der Huebê Çanto” a una “Buleríâ del aire acondiçionao” a la que se suma Miguel de los Derby, pasando por la feria de “Pascual Márquez 33”, la “Alegríâ de la Alamea”, con guitarra flamenca y Rosana Papalardo muy presente, o la semana santera y locura adictiva de “Crîtto de lâ Nabahâ”. Celebramos “La bía en roça” y si estamos en el Canela, tenía que sonar “Canelita en rama”, además del cover de “La puerta” de Le parody y el “Historia de un amor” de Lola Flores, que se convierte en karaoke colectivo. Tras el himno y “No înno de Andaluçía”, el cuerpo nos dice que toca retirada, pero aguantamos una última embestida punk-garagera de unos Sandré que aúllan y desquebrajan lo que queda de luna. La Élite quema las naves en el escenario Jarl y nos retiramos, dirección a casa, canturreando el “Nuit folle” que resuena de fondo… No llegamos a París por poco.
Viernes 26 de agosto
Nuestro viernes nos atropella y nos llegan los ecos de las últimas canciones brumosas y vibrantes de Ghum, para aterrizar justo con el público saltando y coreando el mantra planetario que Chaqueta de chándal lanza al aire: “¡No será peor, seguro que es mejor!”. Los barceloneses Medalla le inyectan ritmos rocosos, marca de la casa, a la tarde y nos unimos en ese “¡Hacienda somos todos, todos somos España!” de la sarcástica “Devoto cardenal”, para terminar de arder en el clímax final de “Leviatán”.
El pegadizo post punk melódico y oscuro de Rata Negra sigue acelerando el pulso del viernes a base de temas como “Venid a ver”, “El escarmiento” o “En la playa”; y si Park nos dejó huella la jornada anterior, ahora son tres de sus miembros los encargados de repartir tralla bajo el nombre de Lysistrata, firmando un show sin fisuras y a todo gas. Desparpajo y energía sin fin en cortes como la feroz “Different Creatures” o una “Boot on a thistle” que nos golpea el pecho una y otra vez. Nos quedamos con las credenciales del power trío francés y también con las del siguiente grupo, los estadounidenses Deerhoof, con la cantante y bajista japonesa Satomi Matsuzaki conquistándonos con sus melodías y giros vocales, además de bailes y coreografías mil. Caemos en sus redes desde la “Paradise Girls” inicial, demostrando la banda al completo una química y virtuosismo al alcance de pocos. Los demás componentes son John Dieterich a la guitarra, Ed Rodríguez al bajo y un descomunal Greg Saunier a la batería. Del noise, al art pop y el rock experimental, todo con la misma maestría. Dos maravillosas locuras de su último “Actually, you can” (20), “Be Unbarred, o Ye Gates of Hell” y “Scarcity Is Manufactured”, y terminan por meterse en el bolsillo a los indecisos (si es que quedara alguno) con una “Love-Lore 2” en la que reina la melodía del “Coche fantástico” (“Knight Rider”) hasta el estallido final. “We do parties”, cañonazo de papelitos de colores y ya tengo mi grupo favorito del viernes grabado a fuego y confeti en la piel.
Se acerca traca para muy cafeteros y “cogemos aire” con Matt Flegel y sus Preoccupations, únicos artistas internacionales que repiten del último Canela (además de Los Manises en el ámbito nacional). La banda canadiense nos envuelve con atmósferas espectrales, dibujando paisajes de neón con aroma a Blade Runner a cada pista. De los nuevos y vibrantes “Ricochet” o “Death of Melody”, a “Continental Shelf” y flotar sin control como un astronauta en el espacio exterior de camino al sol.
Pup
Mucha expectación por ver a PUP y cumplen con creces, alcanzando una de las cimas de locura colectiva de la jornada, con gente volando sin parar y pogos que dejan más que marcas. Balacera de punk afilado a todas las velocidades. De “Morbid Stuff” a la vecina de surcos “Kids”, pasando por piezas más melódicas de su último trabajo “The unraveling of puptheband” (22), como “Matilda” o la más rabiosa “Totally Fine”. Los de Toronto se dejan la piel en cada interpretación, con un Stefan Babcock incombustible a la cabeza. “DVP”, confeti y caras de satisfacción por todos los rincones.
Magullados, pero con ganas de más, acudimos en tromba al escenario Fistro para una tercera taza consecutiva de artistas canadienses. El aquelarre corre esta vez a cuenta del trío de Toronto, Metz. Nos centrifugan sin pausa, de principio a fin, bajo un huracán de noise rock y hardcore punk, solo apto para los muy fans. Saltan, vuelan y no dejan títere con cabeza a base de dinamita como “Blind Youth Industrial Park”, “No Ceiling” o “Get Off”.
Pedimos tregua y no se nos concede, a cambio Baiuca y su banda nos regalan otro de los mejores directos del festival, a base de electrónica bailable y raíces. Alejandro Guillán “Baiuca” a los mandos electrónicos, flautas y alguna que otra percusión, acompañado por unos músicos de primera, ya sea dominando una mesa extra de sintes o con instrumentos tradicionales que parecen brotar de la tierra, con el fascinante Xosé Lois Romero a las percusiones y cacharrería ancestral; repasa lo mejor de su cancionero, recorriendo los imprescindibles “Solpor” (18) y “Embruxo” (21). Además de deleitarnos con otras piezas de folktrónica que salieron por libre o en colaboraciones puntuales, como una “Mangüeiro” que queremos que nunca acabe. Dejan huella en la noche “Muiño”, con baile tradicional de las coristas incluido, una “Morriña” coreada por todos que saca la gallega o el gallego que tenemos dentro, o la “Veleno” que grabó junto a Rodrigo Cuevas, cantada hoy por Alejandra y Andrea Montero, dos de las pandereteiras y cantareiras que conforman Lilaina. El fin de fiesta nos llega bajo los ritmos tribales del charrasco de Xosé Lois Romero (entramado de palos, ferreñas y cuerdas) fundiéndose con los cánticos de Alejandra y Andrea en “Diaño”.
Los Manises hacen doblete, sustituyendo a Mujeres por lesión de última hora de Yago, y Le Boom nos incita a un último baile con su genuina mezcla de electrónica revival, house y pop.
Sábado 27 de agosto
Es el día del “gran pitote” y eso quiere decir que toca disfrazarse e incluso actuar, en algunos casos… Porque, si nunca has estado en el Canela Party el sábado grande, recuerda esto: aunque no es obligatorio disfrazarse, tienes que disfrazarte o te arrepentiras. Avisados y avisadas estáis para próximas ediciones.
Así nos lanzamos a la calle y comienza la magia de este Canela 2022 en Torremolinos, con unas 5000 personas disfrazadas, donde se mezclan e interactúan, por ejemplo, un Michael Corleone con la cabeza ensangrentada de su caballo, con el consejero de salud de la Junta de Andalucía; o podemos ver a la Rosalía haciendo las paces con el Tangana, rodeado de todo el elenco con el que actuó en el Tiny Desk, mesa y hasta jamón incluido; pueden ser la mejor pareja Jimi Hendrix y un Tamagotchi, o pueden hacer el mejor de los equipos la Barbie gimnasta ochentera con Elliot, su bici voladora y E.T. en la cesta… Hasta la gente que se quedó en casa, ¡trae su balcón portátil y se asoma para ver los conciertos! Magia y fantasía o Canela Party rules, llámalo como quieras.
Nuestra actuación número cincuenta y tantos junto a Puchito en el Tiny Desk caneliense, coincide con los tres primeros bolos, primero con el pelotón de unos Parquesvr que coronan cada puerto y ganan la etapa, jaleados por miles de respetables disfrazados; seguida de las Pussy Riot pamplonicas, Melenas, que demuestran finura y garra con un público totalmente entregado; y la caída del sol con los Slipknot más Camellos y el festival ya con las brasas perfectas para echar toda la carne, “Arroz con cosas” y confeti en el asador. Bolazo y despiporre.
Y llega la hora de la esperada vuelta a las tablas de Perro y, claro, no se lo pierde ni “La Reina de Inglaterra”, que se encuentra entre el público con su perro incluido. Bombardeo glorioso y todos por los aires. De “Chino tío” a la bendita locura de “Marlotina”, pasando por “El sereno” y “Martillo” entre grandes clásicos molotov en llamas. Vuelven a lo grande, rejuvenecidos y con la mordida en plena forma. God save the dog!
Airbag juegan en casa y encienden la mecha con “Familia de subnormales todos locos” y, en el siguiente parpadeo, hasta vuela en dos la mesa del Tiny Desk del Tangana por los aires. Pogos mil con pildorazos made in Airbag como “Roswell 1947”, “La chica nueva”, “Spoiler” o esa “Ola perfecta” que sumerge al Canela en pura felicidad. La lluvia de hits no para y la cinefilia y power pop sigue su curso con “Películas de miedo” y “Matar a Bill”, pasando por la más actual “Eleven y Mike”. El trío no deja nada para mañana y no faltan “Prefiero irme a la playa”, “Comics y posters” y, con el último single, llega la sorpresa de la noche: Se une Jota de Los Planetas para bordar, como en el estudio, “Finales alternativos”.
El tiempo acelera en el Canela y los disfraces comienzan a perder piezas poco a poco en la recta final, tras pasar por el triángulo de las bermudas titular que sigue: Battles, firmando uno de los shows más incendiarios de la noche, con un “Atlas” final que sorprendentemente no parte el mundo en dos y aún nos martillea en la cabeza.
Ty Segall
Le sigue un Ty Segall estratosférico, con el que hasta Dandy Piranha (Miguelito de los Derby) vuela por los aires. Alquimia a la acústica y a la eléctrica, con un repertorio de una riqueza inabarcable, pasando por piezas como “Harmoniszer”, “California Hills”, “Candy Sam” o “Fanny dog”. Y la tercera parte del triángulo, los cabezas de cartel, unos Dinosaur Jr. que nos levantan de suelo con su muro de sonido inmortal y un set list eternamente joven, con el trío abrillantando también los temas de su último y magnífico “Sweep It into Space” (21), como “I Ain't” o “Garden”. La voz de J Mascis sigue siendo brisa fresca y puro fuego a la vez, araña y sana a cada fraseo. “Feel the pain”, “Start Choppin’” y “Just Like Heaven”, se para el mundo y vuelve a girar con más fuerza que nunca.
El cuero y el sudor desbordado llega con Carolina Durante y sus cada vez más numerosos fans, totalmente entregados. Otra balacera de hits ganadores que hacen que el Canela se tambalee de nuevo y vibre como si esto solo hubiera hecho nada más que empezar. Del “Aaaaaa#$!&” y la “Granja escuela” iniciales, a “la banda sonora de nuestras vidas” con “Las canciones de Juanita”, pasando por el “Perdona (ahora sí que sí)” de Marcelo Criminal o primigenios pildorazos afilados como “En verano” y “La noche de los muertos vivientes”.
Viagra Boys
Viagra Boys, con su flamante “Cave world” (22) bajo el brazo, aparecen en escena dispuestos a nadar en el fuego de lo que queda de madrugada, con un desbocado Sebastian Murphy al mando desde la “Research Chemicals” inicial. Veneno del bueno en cortes de sus anteriores trabajos, de “Ain't Nice” a “Sports”, intercalados con nuevas dentelladas como “Ain't No Thief” y “Troglodyte”. Murphy nos da el tiro de gracia, pero intentamos guardar las formas tras celebrar a medio gas el premio grupal de disfraces, bailando con la electrónica emocional de Christian Löffler primero y echando el resto con un Bronquio con cuernos que nos agita desde la oscuridad rojiza de su averno electrónico. Broche de oro de un Canela Party de diez, coronándose como uno de los festivales más genuinos y atrayentes de España y parte del extranjero.
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