Canciones de fuego y más fuego
ConciertosKiss

Canciones de fuego y más fuego

7 / 10
Joan S. Luna — 23-06-2015
Empresa — Live Nation España S.A.U.
Fecha — 21 junio, 2015
Sala — Palau Sant Jordi, Barcelona
Fotografía — Edu Tuset

El paso del tiempo puede ser justo e implacable, pero también puede traer sorpresas. El primer caso lo conocemos sobradamente gracias a infinidad de bandas que pierden a todos sus fans a veces con motivo, a veces sin merecerlo. En cuanto a las sorpresas, bien... pues da gusto descubrir como existe cierto relevo generacional inesperado para artistas con los que crecimos desde chavalines.

En esta nueva visita de Kiss a nuestro país se ha visto convivir a diversas generaciones y puedo asegurarles que no veía a tanto chiquillo y chiquilla en un concierto desde hacía mucho tiempo. Por lo menos en uno que parecía dirigido a otros públicos. Eso significa que esa particular magia superheróica que, hace muchas décadas, atrapó a jovencitos como un servidor se ha mantenido en el tiempo. Eso, si la banda responde, no puede ser malo. Y en esta ocasión Kiss respondieron.

Kiss respondieron pese a las arrugas, pese a los achaques que puedan tener a su edad, pese a que nos conocíamos el espectáculo casi de principio a fin. Pero al César lo que es del César. Esta vez Gene Simmons y sus compañeros nos lo hicieron pasar francamente bien en esta gira de celebración de sus cuarenta años como banda. Tuvo que ver el repertorio, cargadito de hits y todo carne magra, sin relleno más allá de esa “Hell Or Hallelujah” a la que tanto cariño parecen tenerle sus creadores. Un repertorio en el que se combinaron clásicos impepinables como “Detroit Rock City” –con la que abrieron- con favoritas en la sombra como “Do You Love Me”. Y “Deuce”, “Lick It Up”, “Love Gun” y “Creatures Of The Night” o muchas otras.

Hubo momentos bajos, no se lo negaré (¿en serio Paul Stanley no puede hacer otras bromas en España que no sean las mismas que lleva haciendo desde su primera visita en 1983?), pero por lo general dio gusto ver como los americanos ofrecían un directo ágil y que no aburrió en ningún momento. Más bien al contrario, encajaron los números circenses cuando el ritmo podría haber caído, interrumpían la dinámica de la noche en pocos momentos y ofrecieron ni más ni menos que lo que todos esperábamos. Si esperaban ustedes caspa, no la tuvieron.

Y es que quizás se echen en falta conciertos de rock en los que el espectáculo y la diversión sean lo principal. Porque está muy bien que la música nos ayude a mirar dentro de cada uno de nosotros, pero no saben lo bien que sienta un concierto en el que la fiesta y el chillar estribillos a pleno pulmón lo son todo. Como de costumbre, no faltó la sangre, el fuego, las explosiones, el maquillaje y el volumen atronador.

Está claro que, a estas alturas de la película, una actuación más de Kiss no va a cambiarnos la vida a todos aquellos que ya les habíamos visto con anterioridad, pero tengo la total seguridad de que sí cambió la de algunos de aquellos chiquillas y chiquillos que se repartían por todo el recinto con los ojos como platos. Kiss es para ellos y para quienes alguna vez hemos sido como ellos.

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