Cancer Bats y Adrift, gran doble y duro cartel
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Cancer Bats y Adrift, gran doble y duro cartel

8 / 10
Alfredo Arias — 09-01-2013
Empresa — Rock Zone/Rock Adicction
Sala — Ritmo y Compás
Fotografía — Alfredo Arias

Esta crónica la podría haber hecho desde casa y no variaría mucho, pero me hubiera perdido un par de bolazos de esos que te reconcilian con el mundo de golpe. Ya sabía que iba a ver a dos de las mejores bandas del 2012, por algo están arriba en las listas de casi todos los medios. De sobra es sabido que “Black Heard Bleeds Black ” es un discazo tan bueno en estudio como resultón para presentar en directo, algo que se hizo más fácil con el sonidazo que Adrift tuvieron en la sala.
Da gusto hablar de vez en cuando de una sala en Madrid donde se puede oír bien un concierto. Lo que no sabíamos es la capacidad para salir del paso y adaptar cualquier contrariedad a su favor. Me explico. Cuando a Jorge, su vocalista, se le rompió una cuerda en mitad de un tema no paró, es más, cambio sobre la marcha la afinación de la guitarra sin parar el tema, pero cuando en mitad de ese tema ves que se le rompe otra cuerda y vuelve a cambiar la afinación de las cuerdas restantes para no parar el tema, todo sobre la marcha y sin parar de sonar te quedas con la boca abierta para toda la noche. Eso es profesionalidad y lo demás son tonterías, pero ahí no queda la cosa ya que la banda es capaz de improvisar una larga intro, mientras Jorge cambiaba las dos cuerdas. Simplemente alucinante. De ahí sus chacarrillos de que deberían llevar una guitarra de repuesto.

Tras ellos Cancer Bats llego sobre tierras conquistadas pero sin ningún triunfalismo, se hizo con la sala a golpes, como es su costumbre. No dejaron ni un segundo de respiro en un set apisonadora de poco más de una hora, eso sí, una hora a tope. Pidieron un aplauso a su público para sus teloneros y no dieron tregua. Liam Cormier chapurreo un poco en castellano, e hizo gala de una hiperactividad brutal. Sigo alucinando con que pueda entonar y cantar bien con lo que se mueve en el escenario. Pero aunque sea él quien carga con  casi todo el peso en el escenario, no puedes dejar de oír, arropándole, a una de las bandas más compactas y potentes que puedas ver en la actualidad.
De vez en cuando te tienes que girar para ver si Scott Middleton hace eso con una sola guitarra o como su bajista, Jaye R. Schwarzer mantenía las notas mientras gritaba los coros o al público. Y no olvidemos al batería, Mike Peters , que mantenía un ritmo de ametralladora que no paraba hasta el final.
Un gran pogo, una gran fiesta, un gran bolo. Les agradezco especialmente que no hicieran bises, cada vez respeto más a las bandas que ponen toda la carne en el asador y se van ofreciéndolo todo, sin tener que hacer el paripé de ahora me voy, me aplaudes, vuelvo… Una noche perfecta con dos bandas perfectas.

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