“We are Cancer Bats, and we just came to this fucking island to bang your heads”. Bien. Con una declaración de intenciones clara desde el primer minuto, uno de los desembarcos más esperados del verano anunciaba que la expectación generaba no era desmedida. Ya se veía venir, con los exteriores del Espacio Aguere mostrando un revuelo totalmente inhabitual, mucho más en un domingo de agosto. Y lo que aterrizó en La Laguna, más que una banda, fue una explosión de furia, una suerte de hedonismo enrabietado basado en la máxima de tocar más rápido y más fuerte que nadie.
Hasta donde alcanzo a ver, intuyo que debe haber pocas bandas del nivel de Cancer Bats, por precisos, por contundentes y por profesionales. Digo esto porque, detrás de los tatuajes, los lapos al aire, las incitaciones al pogo y la coreografía perfecta del perfecto punkrocker, guardaban las espaldas cuatro músicos como la copa de un pino. Cada uno se habrá quedado con la ejecución de alguien en particular (yo me decanto por el bajista, simplemente espectacular), pero la labor de grupo es lo realmente impactante. Porque, está claro, hay determinados estilos en los que la actitud manda tanto como la música, y en los dos campos los canadienses estuvieron sobresalientes.
Se notaban a la legua las tablas de muchos años girando sin parar junto a gente de la talla de Billy Talent o Against Me! Nada, ni el calor asfixiante (de hecho, diría que eso en realidad ayuda) ni los caprichos del sonido, pudo con ellos esa noche. La iniciativa de la promotora Drivewest salió incluso mejor de lo esperado, y Cáncer Bats firmaron un concierto redondo, sin fisuras, con paradas varias en su último disco “Dead Set On Living”
si es verdad, estubieron impresionantes, espero que puedan traer mas grupos de esta categoria 🙂