El titular de esta crónica era el titular fácil, el reclamo evidente: Joey Burns y John Convertino, alternándose al volante en la pickup, por cualquiera de esas carreteras de polvo y balas de paja que hemos visto una y otra vez en nuestros referentes cinematográficos. Una pareja que, tras dimes y diretes musicales, salió de viaje desde Tucson, a principios de los noventa del siglo pasado, y todavía hoy siguen conduciendo. Con una salvedad: la pickup hace tiempo que se les quedó pequeña y ahora circulan a los mandos del Greyhound.
Burns y Convertino son, evidentemente, Calexico, pero desde hace años, su esencia viene fundamentada en una banda estable que, por qué no decirlo, también son Calexico por derecho propio. Ayer, en la presentación en Madrid de “Edge of the sun” (Anti 2015), Calexico derribó, una vez más, fronteras: como banda de acompañamiento de la telonera, la guatemalteca Gaby Moreno, pasando del baile agarrado de “Esperanza” al rock de trompetas de “Falling from the sky”, o danzando con la muerte en “Roka”.
Son Joey y John dos tipos con los que fácilmente te irías de viaje. El sonido de su radio nunca tiene fin. Lo mismo Burns se queda solo en el escenario para interpretar la sobrecogedora “Fortune teller”, que acuden a Gaby Moreno, en el papel de Ziggy Stardust, para rendir homenaje a Bowie y sus “Five years”, o ponen a Jairo Zavala a cantar y bailar “Soledad”, cumbia sabrosa. Con todo este bagaje en la mochila, Calexico ha demostrado a lo largo de este tiempo que, aunque las fronteras existen sobre los mapas, en la música hay que huir de ellas y no hay que temer a nada ni a nadie. Y al que no le guste, “Güero canelo”.
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