Durante los años, desde aquel ya lejano y bien recibido “Quebranta”, Calavera ha ido mutando de sonido y de formación. Y casi como metáfora de su propio nombre, Alejandro Ortega, el alma de la banda, se ha despojado de casi cualquier artificio para centrarse en lo que más importante, en las canciones. “Espejismos”, su último trabajo, está pulido, limpio y posee temas en los que se ve todo su interior: alma y huesos. Las letras son directas y sinceras, bellas, pero están envueltas en una producción sobresaliente (a cargo de un inspirado Carasueño), que solo busca embellecer sin entrometerse, gracias a unas guitarras cristalinas, teclados etéreos y una sección rítmica intrincada, asincopada, y poderosa.
El pasado fin de semana tocaba la puesta de largo en el Teatro del Mercado. “Espejismos” ha levantado muchas expectativas y se vendió todo para las tardes de viernes y sábado. Calavera mantiene la formación de cuarteto, pero ahora se da más preferencia a las atmósferas, sin apartarse del formato pop. Ahora suenan más a ellos que nunca. Pueden acudir a la cabeza muchas referencias, de Rufus T. Firefly a Sufjan Stevens pasando por Flaming Lips, pero la banda de Alejandro Ortega puede presumir de haber logrado ya un sonido propio. Y lo más interesante, no parece que esta vaya a ser la última de sus mutaciones sonoras.
“Malas hierbas” y “Huyendo” marcaron el rumbo de la actuación, dominada por su último trabajo, pero con certeros repasos y reinterpretaciones de hallazgos pasados (“Tres”, “Esqueleto”, “Salvaje”). Hubo grandes momentos. “En una isla” es una de esas canciones de pop perfecto, con reminiscencias a los mejores 90 y que refleja muy bien el espíritu de “Espejismos” “Ámbar”, el single en el que colaboró con Amaral, es adictiva con muchos ecos de los mejores 80; “Sayonara”, es de esos medios tiempos electrónicos que sirven para soñar; y “Espiral” fue un cierre perfecto, de desarrollo largo, vocoder, de ascenso imparable y que es una frustración no poder bailar en condiciones normales.
Una docena de canciones impecables y una hora. Calavera no necesito más para reafirmarse como una de las bandas de pop más interesantes que han salido de Zaragoza en los últimos años. Y están en su momento. Debe serlo.
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