Espontaneidad juvenil

Cuando escucho a los más viejos del lugar quejarse una y otra vez sobre la escena musical local se me revuelve un poco el estómago. Veo en esas palabras más desprecio que otra cosa, como si ellos tuviesen la potestad suprema de otorgar oportunidades a los nuevos grupos, esas oportunidades que sí tuvieron en su momento los artistas a los que ellos idolatran. Y es que a las bandas jóvenes no les queda otra que tocar y tocar e intentar salir a la luz para madurar y captar a su público. Lo que ocurre es que ahora la competencia es mucho más fuerte. Solamente hacía falta echarle un vistazo a la programación de la noche en la que Cala Vento estrenaban oficialmente su disco de debut para entender de qué estoy hablando (Florence + The Machine, The Posies, Rodrigo y Gabriela, La Raíz...). Aún así, si algo me quedó claro después de los conciertos es que Opatov y Cala Vento están consolidándose entre un público que se ha acostumbrado a los conciertos pequeños como si fuesen grandes, dejándose la garganta y las piernas en la pista. Tanto daba si se trataba de los perfectamente conjuntados Opatov, ganadores de los concursos Bala Perduda y Proyecto Demo, además de autores del recomendable “Bacán”, editado por Famèlic hace unos meses, o del pop rock enérgico y saltarín de Cala Vento. Porque lo cierto es que ambas formaciones dieron la talla y contentaron a los asistentes (permítenme que hable por todos, por lo menos esta vez), unos a base de canciones en las que la necesidad de dejarse llevar catárticamente por unas guitarras que navegan entre la psicodelia y el garage, otros por unas piezas fugaces de pop de maneras punk y canciones que provocan el berreo descontrolado desde el primer minuto. A ambos les queda camino por recorrer, pero si a estas alturas ya tienen personalidad propia imagino que tampoco van a faltarles ganas de crecer.

En todo caso, el partido fue bastante equilibrado, sin que un grupo ensombreciera demasiado al otro, y la conexión entre ellos no hizo sino amplificar la atmósfera de pequeño gran evento que tuvo la noche. Ahora bien, filias personales me acercan más a Cala Vento, por tradición, por espontaneidad, por ese ímpetu juvenil y por esas letras entre lo cándido y lo autobiográfico, y por ese sentimiento de que están aquí y ahora porque es aquí y es ahora cuando quieren estar. Y ese ahora se extendió durante trece canciones, las diez de su álbum debut para B-Core (muchas coreadas por lo menos por la mitad de los asistentes), “Unos poco y otros tanto” de su reciente single y un par de novedades que mantienen el pulso de lo que son y apuntan ya hacia lo que serán en un futuro próximo. Y la verdad, pinta bastante bien.