Las caras reflejaban una sonrisa nerviosa el pasado jueves en la cola del Rockollection pamplonés. No tanto por lo inaudito de ver a Cala Vento por estos lares –esta ha sido su tercera vez en cuatro años- sino por lo que significa en estos tiempos pospandémicos el poder disfrutar en directo de una banda como los catalanes, con la energía que les caracteriza y sin restricciones de por medio.
Aleix y Joan, que se encuentran dando los últimos coletazos de un “Balanceo” (Montgrí, 2019) que cuenta ya con dos años y medio de vida, nos venían a corroborar que el álbum no merecía la prematura extrema unción que quiso brindarle el maldito virus. Y visto lo visto, tras su impecable concierto, no parece que se equivocaran. Las animadas primeras filas y los tercios de cerveza ayudaron a paliar el retraso en el inicio de un concierto que congregó a público de todas las edades y que tuvo su inicio con la imponente batería de Joan en “La comunidad”. Afinados, compenetrados y correspondidos, Cala Vento desplegaron un primer setlist con canciones de diferentes etapas de la banda. Así fue que pudimos disfrutar de “Fin de Ciclo”, “Hay que arrimar”, “Canciones de sobra” o “Bienvenidos a la tierra” en los primeros compases del directo, demostrando que el éxito de sus más recientes lanzamientos va relegando poco a poco algunas melodías fijas de antaño. El público, coro a coro, y pogo a pogo, se fue desquitando paulatinamente de las ataduras de los roces, el sudor y el contacto de los tiempos pasados y correspondió a cada uno de los estribillos del tándem catalán, un poco abrumados y preocupados por la salud de unas primeras filas joviales y, en algunos compases, rozando ya el delirio.
La maravillosa e infravalorada “El acecho” abrió un tramo de relajado impasse con Aleix subido a un altillo cantando con uno de los agolpados fieles, paso previo a “La importancia de jugar al baloncesto” que fue interpretada por un Joan libre de sus ocupaciones a la batería. Tras ello, momento glorioso el que estaba por llegar con los dos ampurdaneses disparando las primeras estrofas al borde del escenario de una irónicamente premonitoria “Un buen año”. Los segundos que tardó Joan en recuperar su posición a la percusión sirvieron de deliciosa antesala para una explosión de saltos y cánticos encendidos. Fue entonces cuando la retahíla de hits no cesó en ningún momento. Los coros de “Gente como tú”, el ya mítico puente de “Todo” y el rebelde estribillo de “Isla desierta” pusieron la alfombra roja para un final coronado por “Abril”, que sigue siendo tras un lustro uno de sus temas más en forma. El cierre llegaría con “Teletecho”, como la muestra incontestable de que a día de hoy Aleix y Joan siguen siendo infalibles a la hora de facturar melodías memorables. Qué falta nos hacía el volver a rozarnos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.