Mucho más que satisfechos

El pasado sábado fueron Austin TV quienes abrieron la noche con una actuación que solamente tuvo un problema: el haberse llevado a cabo antes de que Cala Vento saliesen al escenario. En todo caso, los mexicanos sonaron con esa solvencia que tienen los grupos de amplia trayectoria y cuyos miembros saben manejarse a la perfección dentro del lenguaje musical en el que se mueven. Tanto daba que viniesen de un largo parón, porque quien tuvo retuvo. Su rock instrumental no requiere de palabras para conectar, aunque las ganas de pasarlo bien de Chiosan tras los teclados o las místicas palabras de Xna Yer desde la batería sumaron un plus de cercanía.

Pero vayamos a las estrellas de la noche, aunque Cala Vento tengan poco de estrellas del rock y mucho de ese cada día más en desuso concepto de “currantes”. Porque Aleix y Joan nunca han tenido prisa por llegar al siguiente puerto. Se han tomado su tiempo, aprendiendo por el camino, de los errores propios y ajenos, pero sobre todo se han preocupado por conseguir ser siempre ellos mismos. Cada paso dado ha encajado a la perfección en su universo –desde abrazar colaboraciones a olvidarse de las guitarras si es preciso, y obviamente a crear su propio sello–. Con ello han conseguido algo que podría parecer muy sencillo, pero que en realidad no lo es: que quien haya entrado en su mundo jamás se haya ido, que sus (cada día más) fans nunca se sientan ya no traicionados, sino simplemente decepcionados.

Como todos aquellos grupos que se convierten en parte de nuestras vidas, Cala Vento sencillamente quieren compartir sus canciones con la gente, que las hagamos nuestras, que nos aprendamos todas sus letras, que las cantemos como si fuésemos una manada de lobos aullándonos desde la distancia. Y visto lo visto en esta presentación oficial de “Casa Linda” en Barcelona –con todas las entradas vendidas– no cabe duda de que lo han conseguido con creces. La amistad que, como público, vemos fluir sobre el escenario entre Aleix y Joan se expande por la sala, contagiándonos de esa excitación necesaria para que sumemos como público y la unión haga la fuerza. Todo el mundo canta, grita; los pogos hierven desde el minuto uno sin que a nadie le partan los dientes. La familia es grande y sí, puede pegarse codazos, pero estamos aquí para pasarlo bien.

Decíamos que se trataba de la presentación oficial de “Casa Linda”, y lo fue en tal medida que sonaron absolutamente todos los temas del disco, los once. El concierto se abrió con “Más que satisfechos” y se cerró con “Conmigo”, para que las restantes canciones se fueran intercalando desordenadamente con piezas de otros álbumes sin olvidarse siquiera de aquella lejana “Unos poco y otros tanto”, que apuntaba ya hace casi una década lo que estaba por venir.

Obviamente “Cala Vento” (16), “Fruto Panorama” (17) y “Balanceo” (19) estuvieron representados en mayor o menor medida con “Isabella Cantó”, “Abril”, “Sin apenas conocernos”, “Isla desierta”, “Un buen año”, “Fin de ciclo” y algunas otras hasta superar la veintena de canciones. Todas interpretadas como si a Aleix y Joan les fuese la vida en ello, alternándose a las voces, montándolas la una sobre la otra, dejándose llevar libremente a dos guitarras en “No hay manera” y, en resumidas cuentas, sudando cada canción como si fuese la más importante del repertorio. Como debe ser.

Aunque no estuvieron solos. No aparecieron sobre el escenario los Gospelians de Girona o los aragoneses Amaral, pero sí hubo quien se apuntó a la fiesta en la Casa Linda de Cala Vento. Ahí estuvo Gorka Urbizu, interpretando “Passar pantalla” junto al dúo y desde el centro del escenario, brillando con luz propia y recordándonos por qué también le adoramos. Pero si hubo una sorpresa inesperada fue la que protagonizó un Lluís Gavaldà exultante y entregadísimo a la causa. Cala Vento –reconocidos fans de Els Pets– le rindieron un masivo homenaje al invitarle no a cantar aquella “Liquidación total” con la que se cerraban las ediciones físicas de “Balanceo”, sino “Pau”, uno de los grandes hits de “Agost” (04) y que Aleix presentó como “Una canción que podría ser de Cala Vento, pero no lo es”. Gavaldà apareció en el escenario como un tornado y el público le respondió cantándola con él. Máximo respeto.

Como antes decía, cerraron la noche con “Conmigo”. No hacía falta nada más. Todos sabemos cómo acaban los conciertos de Cala Vento a día de hoy y nos encanta que sea así, con ambos músicos surfeando sobre el público y la gente gritando su nombre. Sabíamos que acabaríamos más que satisfechos, y así fue. Mucho más que satisfechos.