El show más grosso
ConciertosC. Tangana

El show más grosso

10 / 10
Adriano Mazzeo — 24-11-2022
Fecha — 23 noviembre, 2022
Sala — Movistar Arena, Bueno Aires (Argentina)
Fotografía — @totopons

C Tangana cumplió con el penúltimo paso de su ya mítica gira “Sin cantar ni afinar” en Buenos Aires, colgando el cartel de “Todo vendido” en dos fechas en el flamante Movistar Arena de la capital argentina. Cuando promediaba la primera canción “Still Rapping” ya se habían borrado de mi cabeza los conceptos que traía al ver a este tío en su hábitat natural, el escenario.

La extraña y no favorable sensación que me dejó su show del Sónar 2017 en Buenos Aires se pulverizó en dos compases; ese arranque a pleno “orquestrap” funcionó como un reseteador perfecto, un solemne shot de metales y percusión directo al corazón. Ya con la adrenalina aplicada, a partir de ahí todo fue ganancia tanto para el artista convocante como para su banda y el entregado público.

Más allá del impactante montaje y el concepto del show, el triunfo de este espectáculo es convertir arreglos musicales y melodías pegadizas en euforia y buen rollo, timoneando las aguas del buen gusto con excelsa idoneidad. ¿Quién no quisiera ser parte de ese bar psicodélico en el que transcurre la acción? Y lo mejor: nadie de los 15.000 humanos que llenaron cada una de las dos funciones se sintió fuera de él.

“Sin cantar ni afinar” es una obra de teatro interactiva, una celebración de la música de raíz y sobre todo del arte de lograr que las cortinas estílisticas se corran sin hacer ningún chirrido: del flamenco y el pasodoble al hip hop más hijo de puta sin escalas y con un avión de malvavisco que aterriza sobre una enorme cortina de terciopelo. El repertorio –arropado por un sonido sencillamente espectacular– no falla en ningún momento y eso también parece ser mérito de un plan maestro, de la consagración de la idea de convertir a C Tangana en una estrella global solo a base de aplicar la calidad máxima posible en todos los aspectos. Porque El Madrileño –la base de repertorio del show, un disco completamente entregado a las mieles de las grandes discográficas con su presupuesto generoso y su influencia irresistible–, es tan comercial y descaradamente ganchero como genial. Al menos eso siente el público argentino convertido en un coro a perfecto tempo cardíaco.

La idea de montar un fiestón en escena, con más de treinta personas pasándolo increíble, dotando a la música de unas dimensiones que se echan muchísimo de menos en esta era plagadas de anodinos shows unipersonales es un admirable acto de rebeldía, y una férrea demostración de integridad artística.

C Tangana y Nathy Peluso

Los Carmona, el barman-DJ borracho y sexy, los percusionistas que se turnan entre batería, congas, redoblantes y cajones, las espectaculares secciones de cuerdas y bronces, la Húngara, el feat. de Nathy Peluso, la versión hortera de Elvis Creso, el resto de cantaores, el traje dos tallas grande del líder de la escena, el pilar de seguridad sonora que es pablopablo (¡qué genial mini show dio como telonero!) y sobre todo el trabajo de cámaras y la innegable sensación de estar viendo el show y al mismo tiempo la película del show hacen que la sangre tome la temperatura adecuada, los esqueletos se vuelvan elásticos y las gargantas se irriten de felicidad.

Se sabe lo exagerados que pueden usualmente sonar los argentinos, pero al que mientras salía escuché decir que “Loco, este es el show más grosso que vi en los últimos veinte años”, le tengo que creer.

Pensar en que esta gira finaliza, solo genera nostalgia. Porque todo el mundo debería poder disfrutar de esta música maravillosa, banda sonora de un sueño en el que toros de Osborne technicolor vuelan borrachos y desprejuiciados en medio de una lluvia de Anís del Mono.

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