Hay conciertos que no deben pasarse por el filtro de la razón, que no deben ser diseccionados o analizados con precisión matemática o disciplina prusiana. Hay conciertos en los que cierras los ojos y te dejas llevar por el gran poder evocador que tiene la música. Built To Spill regresaba a Barcelona tras su agridulce paso por el Primavera Sound del año pasado, para desplegar con intensidad y certeza su tercer disco, “Perfect From Now On” (97) al completo. Y eso que al principio suponía en mi opinión en un handicap o incluso un lastre, me acabó importando un soberano pimiento. Me daba igual lo que tocaran aunque me pudiera joder que limitaran su set list a tan sólo un disco que por otro lado aprecio, pero no es mi favorito (prefiero “There´s Nothing Wrong With Love”, que quieren que les diga). Y me dio exactamente igual porque cerré los ojos y me zambullí en el marasmo controlado de tres guitarras que iban creando tirabuzones melódicos cargados de feedback que me transportaban cual viaje en el tiempo a hace diez años. Una década, la de los noventa, en la que los propios Built To Spill sonaban en la redacción de la revista y nos parecían lo más. El puente de enlace entre unos Pavement a punto de fenecer y unos Death Cab For Cutie a punto de emerger. Una década en que sonar descacharrado, alejado de producciones pomposas y arreglos rimbombantes era sonar decididamente auténticos: Indies como la copa de un pino. Y justo cuando me sorprendía a mí mismo elucubrando sobre bandas de esa década que me marcaron y ya no estaban entre nosotros como Morphine, Luna o Sunny Day Real Estate, justo en ese momento sonó esa pequeña maravilla llamada “Car” y me da por gritar el estribillo a pleno pulmón, aunque me quede sólo y al verme desde fuera, no puedo evitar pensar que el público se ha intelectualizado en exceso y que hay conciertos que deben sentirse, son cutáneos y o te erizan el pelo o te dejan más frio que un cadáver. El miércoles, Built to Spill me tocaron la fibra y me da igual lo que tocaran. Aunque si me preguntan si preferiría ver a Neil Young tocando uno de sus discos o extrayendo lo mejor de su “Decade” lo tengo claro, me quedo con el triple recopilatorio. Pero ya da igual. Built To Spill no es un grupo de esta década, puede que ya no sean ni de este mundo, pero insisto, me tocaron la puta fibra con su baja intensidad y su presencia de profesor progre universitario y con eso me conformo… de largo.
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