Lleno absoluto en Bikini para presenciar la primera gira española de clubs de Buckcherry en nuestro país. Ya habíamos visto la banda en algún que otro festival –hace un par de años en el Kobetasonik, sin ir más lejos- y sabíamos que no fallan cuando se meten a lo suyo: rockear hasta la última gota de sudor como si no existiera un mañana. En eso, Buckcherry son unos maestros. Quizás no hayan adquirido la notoriedad que ansiaban y que muchos creían que iban a saborear pronto dentro del starsystem norteamericano. Demasiado macarras y con letras algo incómodas para las radiofórmulas, argumentan algunos. De lo que no cabe duda es que actitud y canciones no les faltan. Su sleazy rock no inventa nada, pero supura energía, electricidad y sexo en cada nota. La intro grabada del concierto, un medley de “Sex Machine”, “God Save The Queen”, “Walk This Way” y “Back In Black”, fue un preludio de lo más acertado. Lo siguiente: un festival de riffs de guitarra irresistibles, estribillos luminosos, estampas rockeras al estilo angelino –pañuelos en la cabeza, botas, sombreros y numerosos guiños a los mejores Guns N’Roses- y chicas gritando al ritmo de los lascivos movimientos de su acertado frontman Josh Todd –imaginen una mezcla entre Bon Jovi, William Dafoe y Jacob Bannon y darán con sus facciones, parte, ya, de la fisonomía del rock reciente-. Los temas de su quinto y último disco, “All Night Long”, sacaron chispas, aunque los más celebrados fueron los de su homónimo debut de 1999 y la exitosa y pegadiza “Crazy Bitch”.
La sala pasó a llamarse "Heineken" hace mucho, no? xDD