Después de lo de Death In Vegas, mi otorrinolaringólogo me recomendó pasarme al pop. Pobre, no se imagina lo ruidosos que pueden llegar a ser Broadcast, quienes empezaron con un bajo profundísimo (una constante a lo largo de todo el show) y con Tim Felton usando el truco de la baqueta sobre el mástil. Con un sonido bastante malo que acentuó su pasión drónica, no se limitaron a escanciar hits con soberano distanciamiento sino que rebuscaron entre sus diversos lanzamientos para ofrecernos lo más florido de su repertorio. Desde el etéreo “Echo’s Answer” (con proyecciones de la carrera espacial, lo que permitió ver la sombra de la Keenan pasearse por el Mar de la Tranquilidad), hasta el brutal instrumental “Hammer Without A Master” (de la recopilación “We Are Reasonable People”) mostraron su faceta experimental y su dominio de las melodías, especialmente brillantes en “Come On Let’s Go” (¡coreada por las primeras filas!), “The Booklovers” o “Papercuts”, donde se exhibió Trish Keenan, un ejemplo de que lo verdaderamente sexy es la inteligencia.
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