Blues Pills es un ejemplo más de la enorme cantera del rock sueco. Son ya conocidos en estos lares por haber tocado con anterioridad. Ahora llegaba el turno de verlos en sala grande y con un disco como Lady in Gold que ha cumplido las expectativas que todos pusimos en esta joven formación. Con una puesta en escena impecable, los suecos son capaces de trasladarnos a los años de tránsito entre los sesenta y setenta a través de grandes dosis de psicodelia, blues y hard rock. Comenzaron por orden el disco con un sonido acentuado por el efecto wah-wah y cargado de largos riffs. Pero en realidad quien domina el escenario es su cantante Eli Larsson - la indiscutible estrella de la banda – que amplía los parámetros del hard rock con una voz negroide en la órbita de Janis Joplin, Grace Slick o Aretha Franklin. Larsson sabe cómo conectar con el público, mantenerte vivo, contagiarte de su alegre sonrisa y conmoverte con una bonita balada. Blues Pills no dio tiempo al descanso enlazando canciones hasta completar el repaso de su último disco. También pudimos escuchar algunas del debut como “Black Smoke”, “Bliss” o “Astralplane”. En la parte final, vivimos uno de los momentos más emocionantes cuando Larsson cantó al piano “I Felt the Change” para después convertir la sala en una fiesta con “Somebody to Love” de Jefferson Airplane. El grupo cumplió rigurosamente el set-list y, sin tiempo para bises, se despidió con “Devil Man”. Por su parte, los zaragozanos White Coven hicieron las veces de banda invitada mostrando su querencia por el hard-rock setentero.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.