Que los londinenses Bloc Party han cuajado entre la gente es algo que los llenazos en Barcelona y Madrid no hacen más que constatar. Apretados como sardinas nos enfrentamos al directo de uno de los grupos de moda de la actual escena british, que esta publicación ayudaba a promocionar en su debut en directo en nuestro país. A su favor tienen la vitalidad de los grupos jóvenes y un estilo cuyos horizontes se nos antojan más amplios que los de muchos otros compañeros de generación. Eso les puede permitir tanto evolucionar con mayor libertad, como perderse en la indefinición; el tiempo dirá. Mientras esperamos a ver qué ocurre, con hits como “Banquet” o “Helicopter” ellos se garantizan los momentos de euforia desatada en sus actuaciones, una euforia que incluso fue más allá de lo que su actuación merecía. Bloc Party nos obsequiaron con apreciables dosis de energía y espontaneidad, pero también con una parquedad que queda algo lejos de lo ofrecido en disco. Matt Tong se erigió por méritos propios en auténtico protagonista de la velada, no tanto por su pericia a la batería (que también), sino porque sus compañeros no están a la altura de las circunstancias. Kele Okereke ejerce de frontman y ahí es donde acierta, no en su papel de guitarrista; Russell Lissack cumple su función mientras parece haberle vendido el alma al diablo sin mostrar ningunas intenciones de intentar recuperarla, y Gordon Moakes, el bajista, quedaba rezagado frente a sus compañeros. Aún así, su show no estuvo mal hasta que llegaron los bises y las cosas se vinieron algo abajo, por mucho que presentasen “Two More Years”. Antes, los chicos interpretaron piezas como “Positive Tension”, nos hicieron vibrar con “This Modern Love”, “She’s Hearing Voices” o, sobre todo, “Like Eating Glass”, pero no fueron capaces de evitar que sus temas más ambientales se derrumbaran de pura inconsistencia.
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