El círculo artístico de la vigésimo segunda edición de Bilboloop, encuentro musical casi de culto ubicado en la metrópolis bilbaína, se cerró el pasado viernes 29 de noviembre con la performance de dos bandas. Como reclamo local, desde Durango se presentaron Echoes&Voices con un post punk de pedal dilatado y arpegios encadenados. Y desde tres puntos diferentes del planeta, el colectivo franco brasileño PPJ, Páula, Povoa y Jerge, con sesiones electrónicas impregnadas de ternura, calidez y bases muy potentes.
Este encuentro no eclipsó las actuaciones que abrieron el festival anual (crónica de la primera jornada aquí), pero los fieles y las adictas a la buena música se reunieron esa noche para bailarlo todo. Damos fe de que esa noche lo bailaron todo. Con puntualidad desbordante subieron al escenario Echoes & Voices. Esta joven formación ha debutado este año y cuenta con dos temas publicados. Bases electrónicas sostienen los arpegios en la onda de los ya experimentados Sextile. Movimientos casi espamódicos, carismáticos y conatos percutivos se ciñen en el papel de frontman Damien K. Identificamos con emoción “From the light to the darkness” mientras la sala se iba calentando.
En la mesa del productor Barko se escogen bases conceptuales de reminiscencias entre el sonido arcade y mítica exaltación de los agudos del progressive de los 90. Con mesura. El sonido total envolvía la sala cuando las tablas de los músicos se expresaron en interacción musical y personal con el público. El pedal de guitarra de Ravôh y la pose fueron responsables del reflejo metalero que a veces desbordaba el escenario. Su segundo single es “Under loopback”. Celebramos la aparición en el set de Ismael Iglesias, el creador de las audiovisuales de la banda y cuando nos acercamos al final presentaron “Criminal” otro tema de un repertorio bien presentado en directo y que puede dar que hablar en los próximos bolos.
La cultura club se quiso adueñar de la pista con la entrada en escena de PPJ. Su propuesta en directo dista de sus producciones grabadas así que recibimos con gran entusiasmo la samba, destellos tropicales acaparadores y bases electrónicas que apuntaron al techno y la producción canónica de las salas europeas de música electrónica. Sonó el tema con el que debutaron en 2020 “Primavera” y sus nuevas fans descubrimos la calidez de la voz de Paula y la organicidad que aporta al sonido. Todos estos impulsos electrónicos tropicales se hicieron dueños del público que empezó a bailar muy ardientemente.
Las y los bailarines, muy apretados, empezaron a despuntar en la primera fila y desde el principio del bolo la música electrónica se bailaba a puro tuerking mezclado con lambada muy sentida bajo la atenta sonrisa de Páula. Escuchamos “Renata” y “Beijo” del nuevo Ep "Bloco Vol. 2" y el público estaba tan entregado que en “Contigo” la cantante invitó a la pareja más sensual que subieran a deleitarnos con sus movimientos. Fue muy intenso y performático. Fue genial. Páula se puso a bailar samba con unos bajos absolutamente graves, la mezcla fue muy interesante y café para muy cafeteras.
La división de la sala donde transcurrió el bolo fue una expresión de la gozadera y del gran potencial bailongo que tiene el público bilbaíno. Gracias a ellos, al colectivo PPJ que cerraron la noche con un sabor jugoso en la electrónica y una respuesta explosiva en las personas que allí nos reunimos.
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