Nueva edición, y ya van veintidós, del festival de música Bilboloop. Un festival de pequeño formato, por el que han pasado nombres como El Columpio Asesino, Cat People o Crystal Fighters. En esta primera jornada, la sala Azkena de Bilbao se encargó de dar cobijo a la electrónica en su vertiente más pop en el caso de Jessica Winter y de los sonidos más etéreos con Llúcia Pla.
La catalana llegaba con un amplio recorrido en formaciones de la villa como bajista (también tiene su carrera como dj). Pero ahora ha comenzado su andadura como artista en solitario, y el del viernes en Bilboloop fue su segundo concierto. Con una puesta en escena sobria (apenas un ordenador, un clarinete y un bajo), Llúcia desgranó una electrónica pop de difícil acceso para los profanos en el género.
Una voz tímida en las letras se ayudaba de filtros para mimetizarse casi con las bases. No abusó de los tres elementos de apoyo sobre los que se sustenta en directo la artista. Tanto el bajo, como el clarinete y sus letras, aportan esbozos a los breves cortes que formaron su repertorio. Puede que el bajo, con el que se encontró más cómoda, tuviera algo más de peso y dotó a ciertas partes de una halo postpunk, como en su único single publicado hasta la fecha “ESSER”. A las letras en catalán, se le sumaron el euskera en la versión de los locales Vulk y el castellano para cerrar con otra cover de la parte final del tema de Rebeca “Duro de Pelar”. Atmósferas etéreas y bases casi analógicas para esta nueva andadura de la multidisciplinar Llúcia Pla.
En el caso de la británica Jessica Winter, la entrada a su mundo electrónico fué mucho más amable y fácil. Sus canciones rebosan dinamismo, frescura, bases pegadizas, carisma y personalidad. Despojada de todo instrumento y artilugio sonoro, la artista se bastó con un micrófono y su propia performance para engatusar y conectar con el público. Inició su setlist con “Play” tema perteneciente a su Ep “Sad Music” de 2020, quizá uno de sus cortes menos alegres y bailables. Pero enseguida se quitó el polvo de encima (y la gabardina negra) y mostró su lado más salvaje en “Like A Knife”, con las primeras coreografías improvisadas y algunos extensos agudos.
Sus siguientes pasos los dio sobre las bases hip hop de “Psycho” y los beats contundentes de “Clutter”. Para entonces ya tenía a toda la sala bailando al ritmo que ella marcaba. A medida que pasaba el tiempo, la buena de Jessica Winter seguía eliminando capas de su vestuario y de su personalidad con cada tema que interpretaba. “Funk This Up” sonó ochentera y “Sad Music” quedó como una de las canciones de la noche. Con un desgarro vocal, casi emocional, la artista y productora ensambló con soltura con un bajo beat rate. En el tramo final invitó al público a subir al escenario en la rave de “All I Need”. Su actuación no pasó de los cuarenta minutos, lo que dejó al público con ganas de un bis que nunca llegó.
Todo un lujo poder disfrutar gracias a Bilboloop’23, de una artista como Jessica Winter en casa y en una sala acogedora. Esperemos que sea la primera de muchas más visitas.
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