Tercera edición de un Bilbao Blues Festival que se confirma como una de las grandes citas musicales del verano en Bizkaia, y que va subiendo su nivel año tras año.
En esta ocasión, el evento también acogió la final del Volotea Blues Challenge en el que se elegía al representante estatal en el European Blues Challenge 2025, que se celebrará en Split. Los catalanes Tòfol Martínez Blues Band se llevaron el gato al agua, imponiéndose a Del Toro Blues Band, Sirjo Cocchi & Balta Bordoy-The Blues Way y The Lazy Tones.
Tras este aperitivo del jueves, llegaba la hora de los grandes conciertos, y en esta ocasión, Ibai García Blues Project fue el encargado de afrontar el complicado reto de inaugurar el festival, con todo lo que eso conlleva: menos cantidad de gente, puesta a punto del sonido… pues nada de esto sucedió, ya que el sonido fue muy bueno y la afluencia notable, señal inequívoca de que nos encontramos ante un festival bien asentado a pesar de su poco recorrido en Bilbao. Así que, ante un público expectante, la banda liderada por el gran (en todos los sentidos) guitarrista de Barakaldo respondió sobradamente al reto, y en la hora que duró el bolo supieron sacar chispas al peculiar y ecléctico sonido de una banda en estado de gracia y a la que, por cierto, también podremos disfrutar durante la próxima Aste Nagusia bilbaina. Y es que estamos hablando de un combo formado por gente con muchísima experiencia en diversos proyectos de rock, blues, jazz… con lo cual cuando suben a un escenario, todo fluye con una facilidad pasmosa. Un concierto en el que pasaron del blues al rock sureño, sin renegar de momentos más calmados con medios tiempos, que tampoco desentonan en un repertorio tan variado como bien ejecutado, y una gran ocasión para sacar pecho con el nivel que tenemos por estos lares. A destacar la grandísima actuación del líder de la banda, y la exhibición desmesurada de Aritza Castro no sólo en la batería, sino también cuando se atrevió a cantar un blues descarnado. Brillante inicio de un festival en el que todavía tenían que suceder muchas cosas.
Texas Blues Guitar Summit fueron los siguientes en subirse al escenario de un Arenal ya repleto. La reunión de los reputados Anson Funderburg, Mike Morgan y Shawn Pittman no se puede decir, ni mucho menos, que estuviera mal, ya que son unos auténticos virtuosos del género y el talento de los tres está fuera de toda duda. Así, derrocharon calidad y tampoco se cerraron a los dictámenes del blues más puro, sino que también pasaron por el boogie y el rock, ejecutando a la perfección un repertorio redondo. Sin embargo, quizá se notó demasiado el hecho de querer tener demasiado controlado el espectáculo, sin salirse del guion establecido, lo que supuso una falta absoluta de chispa y quizá también, de conexión con un público que parecía demandar otras cosas.
Cosas que sí que ofrecieron las siguientes en saltar a escena. Southern Avenue, con su enérgico cóctel de diferentes sonidos revolucionaron el recinto, y ofrecieron, probablemente, uno de los conciertos más divertidos de esta edición del festival. Con una vocalista absolutamente desbordada y perfectamente acompañada de unos músicos extraordinarios, la banda de Memphis dio una lección magistral de lo que debe ser un espectáculo total, con esa mezcla perfecta entre la música negra más tradicional, el soul clásico, el blues, y el rock más salvaje. Un bolo de esos que los y las que estuvimos allí, recordaremos durante mucho tiempo, y un cierre de fiesta perfecto para esta primera jornada del Bilbao Blues Festival.
Un festival que ofrece la oportunidad, además, de disfrutar del blues y del rock durante todo el día, con conciertos y eventos en el kiosko del Arenal, aunque por desgracia, diversos compromisos hicieron que no pudiéramos acudir más que a los conciertos de tarde-noche, así que no podemos más que pedir disculpas por no hablar de unas actuaciones que, por lo que dicen los y las que estuvieron allí, merecieron la pena y mantuvieron el nivel de un cartel extraordinario.
Así que, centrándonos ya en lo que dieron de sí los bolos del escenario grande, el sábado acudimos con muchas ganas de disfrutar con el lujazo que supone encontrarse ante una auténtica leyenda como Marta High, acompañada de The Soul Cookers. Y es que estamos hablando, sin duda, de uno de los nombres clave en la historia del soul, el funk y el blues de las últimas décadas, porque si siempre se recuerda que acompañó durante más de 30 años al legendario James Brown, no podemos olvidar que también ha actuado con artistas no menos importantes, como Prince, Michael Jackson, Little Richard, BB King, Jerry Lee Lewis, The Temptations, Stevie Wonder… ahí queda ese curriculum, a ver quién lo iguala. Pero es que a sus casi 80 años, la de Virginia demostró un carisma, una elegancia y una capacidad vocal fuera de serie, encandilando a un público entregado, con el que la veterana artista estuvo constantemente interactuando, invitando incluso a varias personas a subir al escenario a compartir la fiesta con ella. Todo ello acompañada por unos músicos sobresalientes, que estuvieron a la altura de tan ilustre dama. Un honor haber presenciado semejante derroche musical.
Y eso sólo era el principio de todo lo que iba a llegar, porque a continuación salía a escena el que, en opinión de grandes expertos, es la nueva esperanza del blues americano. El texano D.K. Harrell, a sus escasos 27 años, demostró haber asimilado los dictados de los grandes del género, y además dando una vuelta a todo ello para adaptarlo a los nuevos tiempos, fusionándolo con sonidos más rockeros, para ofrecer un repertorio que encontraba en esa variedad el aspecto más positivo de un concierto, en el que el músico americano mostró una seguridad brutal, controlando a la perfección los tiempos de una gran actuación. Un gran guitarrista y vocalista que tuvo el detalle de invitar a subirse al escenario a la grandísima Marta High y a Terrie Odabi y Annika Chambers, protagonistas de la jornada del día siguiente, y entre todos montaron un show inolvidable, y casi tan divertido como el que vivimos el día anterior con Southern Avenue.
Y tras este despliegue de energía, tocaba el turno de los que, a priori, eran los grandes protagonistas de esta tercera edición del festival bilbaíno. The Fabulous Thunderbirds, que darían en El Arenal su único concierto en el estado en el presente año. Antes de comenzar su actuación, el líder de la banda, Kim Wilson, recibía de manos de los organizadores del festival la txapela de honor como homenaje a la trayectoria de la banda norteamericana. Y centrándonos en lo que fue el bolo, poco se puede decir ya de unos Fabulous Thunderbirds que, tal vez, vieron lastrada su actuación por un sonido defectuoso, sobre todo al inicio, pero en la que el legendario vocalista y armonicista se lució junto a esta versión actual de un grupo también de leyenda. Tal vez pecaron de pasajes solistas excesivamente largos, o tal vez son simples percepciones personales, influidas por el dinamismo de los dos conciertos que habíamos vivido previamente, pero reconozco que, en esta ocasión, los Thunderbirds me dejaron un poco frío. Aunque también es de justicia reconocer la calidad de todos y cada uno de los miembros de la banda, y además tener la oportunidad de seguir disfrutando en directo del virtuosismo de un kim Wilson que, por mucho que pasen los años, seguirá siendo un espectáculo encima de un escenario.
La última jornada del festival se iniciaba con la actuación de La Perra Blanco, una banda que, sin duda, cuenta con una auténtica legión de fans por tierras vascas, tal y como demostraba el aspecto de una explanada abarrotada, a pesar del asfixiante calor que tuvimos que padecer en esas primeras horas de la tarde-noche. Liderados por la guitarrista y vocalista Alba Blanco, llegaban con la intención de presentar en sociedad su último trabajo, “Get it out”, con el que la andaluza ha dado un viraje del rockabilly más clásico hacia los sonidos negros, cercanos al soul y el blues. Y la verdad es que, como ya es habitual en esta banda, no defraudaron con su actitud cercana al punk en la ejecución, pero demostrando un gran virtuosismo en cada uno de los miembros de una banda a la que, recientemente, se ha sumado Gerard Vercher al saxo y a los teclados. Además, contaron con la colaboración de otra grande del blues como es Ster Wax, que hizo aun más especial una actuación absolutamente memorable.
Rockin’ Soul Sistas featuring Terrie Odabi & Annika Chambers con Paul DesLauriers. Así se denomina este proyecto tan especial que une a dos voces únicas con diferentes conceptos de la música negra que, sin embargo, no están tan alejados, tal y como se pudo comprobar en esta doble actuación, que comenzó con la intervención de la genial Terrie Odabi. Con un repertorio basado en el soul y el gospel, la artista encandiló a un público que enloquecía con cada muestra de virtuosismo de otra gran dama, que estuvo genialmente arropada por una banda liderada por el virtuoso guitarrista Paul DesLauriers, quien ejerció como maestro de ceremonias para presentar la segunda parte del show, protagonizado por Annika Chambers, que se mueve en terrenos más cercanos al blues y el rock, ofreciendo la parte más salvaje de un espectáculo, que tuvo su momento culmen hacia el final, cuando ambas artistas se juntaron, e incluso devolvieron la invitación de la noche anterior a D.K. Harrell, dándonos otro de los momentazos del festival.
Y como colofón, una apuesta sobre seguro como es la de Ana Popovic, excelente guitarrista y vocalista que, tras más de 25 años de carrera, sigue desbordando elegancia y virtuosismo en cada una de sus actuaciones, ofreciendo un extraordinario repertorio que se mueve con soltura entre la delicadeza del jazz, el poderío del rock y el desgarro del blues, sin que ninguna de esas vertientes desentone en ningún momento del concierto.
Un fin de fiesta inmejorable que eleva al máximo el nivel de un festival que, año tras año, se va superando. Un auténtico lujazo del que, si se cuida como es debido, podremos disfrutar durante muchos años en Bilbao. Lo mejor de todo es que ya queda menos para la cuarta edición.
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