Hay belleza en los cambios: en las cosas que nunca se quedan como están y en los finales que, en realidad, son nuevos comienzos. Biffy Clyro tratan de capturar ese sentimiento en sus últimos trabajos “A Celebration Of Endings” y “The Myth Of The Happily Ever After”, transformando constantemente su sonido y estirándolo hasta los limites más extremos. Quizás por eso sus conciertos nunca se pueden sentir como un punto y final.
“This is how we fuck it from the start” . Toma aire, porque Biffy Clyro no van a darnos respiro. Con el cartel de sold out colgado en la puerta y tras más de dos años de espera, “DumDum” nos invita a entrar a este nuevo reverso dos últimos álbumes. Ese universo astral, en el que es tan divertido adentrarse volverá en otros momentos a lo largo de la noche con “Instant History”.
Con el reconocible riff de “Hunger In Your Hunt” vemos transformarse a Simon Neil en esa fuerza incombustible a la que nos tiene acostumbrados y todo estalla. Tensión y liberación. Así, entre mundos que parecen de ciencia ficción, nos encontramos riffs grandilocuentes, provocativos y hasta sus baladas favoritas. No hay tregua. Con la épica de “Mountains” –durante años el cierre perfecto de sus conciertos– combinándose con la más reciente “Space”, una de esas baladas que demuestran que Biffy son esto y también aquello. De eso trata la noche: los nuevos temas y los clásicos juegan a desconcertarnos con sus contrastes extremos. Aunque podría parecer que la banda toma demasiados riesgos, los cimientos son tan sólidos y la respuesta es tan positiva que no hay margen de error.
La eficacia del power trio escocés está más que probada, pero en esta ocasión pulida al máximo. Tampoco titubean si tienen que pasar por alto aquellas canciones que no van directas a su esencia: esa contundencia que no deja de lado la melodía y a la que no le importa ser algo extravagante a veces. Su paso por los temas de “Ellipsis”, uno de sus discos más divisorios, es casi anecdótica, rescatando sabiamente “Wolfes Of Winter” y la lúcida “Re-arrange” por el camino. Con un set pensado para el directo, los dos violines en “Living Is A Problem Because Everything Dies” se sienten como una orquesta entera, mientras el centro de Razz se convierte en un mosh pit vertiginoso. Y justo ahí, en plena euforia, se suceden “Bubbles” y “The Captain” para dar paso al cierre final.
Y aunque es la potencia de su directo la que eleva sus temas, Biffy Clyro –repito– también nos hacen sacar el mechero con las baladas que se van sucediendo a lo largo de la noche. El broche de todas ellas no podía ser otra que “Many Of Horror”, coreada por todos, llenando cada rincón. Es la enésima prueba de que toda banda de rock que se precie debe saber derretirnos el corazón en el momento preciso.
Los directos de Biffy Clyro quedan muy lejos de ser un ejercicio de nostalgia o caer en lo complaciente, a pesar de que su extensa discografía daría para ello (otros menos valientes tiran de ahí). Ellos prefieren mirar sin miedo, incluso desafiantes, al futuro que está por venir.
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