Lobos de invierno

Son una manada inquebrantable. Desde hace unos meses un tatuaje con forma de cordón umbilical les recorre la espalda para recordárselo, pero tocando juntos desde los quince años (y siendo dos de ellos hermanos) la química sobre el escenario es evidente. Biffy Clyro empezaron la gira de su nuevo disco Ellipsis ayer en Barcelona, un renacimiento pop para los escoceses que les consolida como la banda de estadios que ya empezaron a buscar en Only Revolutions.

Sobre el escenario no necesitan grandes artificios. Son ellos y su música, sudor y rock. Arrancan con fuerza con su single Wolves Of Winter, uno de los temas con más garra de Ellipsis que reivindica ese hacer lo que quieran sin importar lo que venga. Funciona, el público responde, aunque al poco tiempo invade una sensación de que el concierto no ha empezado hasta que suena Bubbles. La búsqueda de ese sonido más melódico ha hecho que muchos se pierdan entre las idas y venidas de Ellipsis, un disco más explorativo en el que han perdido parte de la agresividad que les había marcado en ciertas etapas de su carrera. Pero siendo sinceros, en lo que más han brillado siempre Biffy Clyro es al hablar de aquello más terrenal y sentimental. Se ve claro cuando Simon Neil se enfunda la acústica para tocar Machines o cuando el público reconoce al momento Many Of Horror, aunque los primeros punteos de guitarra intentaran despistar.

Los escoceses son conscientes de esta dualidad y entran en un juego de contrastes entre sus temas más explosivos y las pausas necesarias para coger impulso. Así es como su clásica Mountains, el cierre perfecto para sus conciertos durante muchos años y que ahora ha pasado a mitad de setlist, o incluso la más reciente y bailable Animal Style, consiguen prender fuego pero sin encenderse por la nostalgia, para luego darnos bocanadas de aire dosificadas en forma de temas como Rearrange. Biffy Clyro siguen siendo esos lobos incendiarios, quizás algo más edulcorados que de costumbre, pero con las garras afiladas.