Como cada septiembre volvía Beltza Weekend, la cita anual que ya va camino de convertirse en un clásico del programa de festivales en la comunidad foral. Como en años anteriores, el evento ha conseguido seguir ofreciendo propuestas de calidad dentro del género y si en pasadas ediciones habíamos podido disfrutar de propuestas de prestigio como Lee Fields, Roy Ellis o Tito Ramirez, “Gautxoriak Soul Club” como organizadores se apuntaban un gran tanto con la contratación de Eli “Paperboy” Reed para la jornada del sábado.
Esta confirmación suponía otra oportunidad de ver al cantante y guitarrista de Boston tras su cancelación en las pasadas fiestas de San Fermín. Debido a un contagio de la Covid-19, el artista finalmente no pudo viajar para cumplir con el festival y su gira española, dejando una mala papeleta a la organización a la hora de sustituir al artista en tan poco lapso de tiempo. Este infortunio que podía haber hecho dar al traste de la jornada del sábado, fue resuelto con la contratación de “Los Saxos del Averno” en un rápido movimiento de ficha que hizo que la jornada del sábado no quedara deslucida cuando no directamente cancelada.
Esa misma mañana en horario vermú en la zona de Caballo Blanco, Akatz ofrecieron un concierto que se convirtió en ya un encuentro diurno de toda la congregación soulera venida de otros lugares. A la manera de unos Madness norteños y con un estilo elegante mezcla de ska, rocksteady, soul, swing, r&b y buen sentido del humor, su puesta en directo contagió a toda la gente que se agolpaba buscando la sombra alrededor del escenario de la zona del Redín.
Con más de 30 años de carrera, los de Bakio hicieron disfrutar a la parroquia a la vez que se les veía disfrutar. No faltaron sus clásicos antiguos como “Esa Txika” “Skandalo”, “A casa no voy” , junto con los temas nuevos como “La misión”o “Me da yuyu”. Se permitieron alguna perversión como tararear “Motomami” con rocksteaody de fondo. “Todo es tararizable en la música popular” decía su cantante el Dr Baltz con mucho ingenio.
La jornada vespertina se abría con los cántabros The Four Breakers. La banda que comenzó como grupo de versiones de clásicos de Otis Redding o Amy Winehouse, está marcando su propio camino con la publicación de su último album de estudio “Dry Rivers” (Gaztelupeko hotsak). Con una intro a lo jam-session se presentaban los cántabros con Diego Arce ( Guitarra), Nacho Vallejo ( bajo), Rodri Idiazabal ( batería) y el afrocantante Itz Jones centrando los focos de la actuación. Vestido azul con lentejuelas, pay pay y look andrógino, salió a ofrecer un gran espectáculo con los primeros acordes de “Independent Woman”, uno de los temas principales de su último trabajo que nos remite al sonido clásico de sellos como Hi Records o Stax.
“¿ Lo estáis pasando bien? Acercaros más a la primera línea” reclamaba el cantante tras la tercera canción. Y es que no es muy difícil percatarse de la línea invisible que domina cualquier concierto celebrado en Pamplona y que no permite que las primeras filas sean ocupadas. Suplida esta falta de cercanía, su concierto fue una buena mezcla de soul dulce a lo Al Green en temas como “Maybe” y el blues rock de “You Better Work” de coetáneos como Curtis Harding, Nikki Hill o Alabama Shakes, con los que Itz Jones comparte estilo de voz, veces rasgada, a veces melosa.
En la parte central se permiten una versión de “I Got you (I Feel good)” de James Brown que encendió a los asistentes a Zentral y donde Itz Jones termina paseando por entre el público y subiendo a la barra de la sala. El tempo vuelve a bajar con el ritmo sexy de “Free” para disfrutar de una parte final con canciones más cercanas al blues de cariz rockero.
Continuaba la tarde-noche con el concierto de Los Saxos del Averno, toda una incógnita para una gran parte de asistentes al concierto. Y es que no había habido casi tiempo entre su contratación y la posibilidad de que aquellos interesados se informaran de aquello que iban a presenciar. Según lo comentado en redes, trás una serie de llamadas a promotores y responsables de sellos y agencias de management, el festival es capaz de hacer encaje de bolillos y en día y medio y consigue tener una banda que pueda cumplir con la dificil papeleta de sustituir a un gran cabeza de cartel. Y estos lo hicieron con resultados más que satisfactorios.
Como rezaba su hoja de promo, Los Saxos del Averno son “música saxofónica para caderas inquietas” y esta es su mejor definición. Con el rodaje de ser la banda de acompañamiento de artistas como The Limboos, Pájaro, Julian Maeso o Vinila Von Bismark, la banda destila elegancia ya desde su presentación sobre el escenario ataviados con trajes para la ocasión. “Somos Eli, Pap… no, los Saxos Del Averno!. La mitad no sabeis quienes somos pero habeis venido a apoyar a un festival que es ya legendario, así que un aplauso para vosotros”, decía Dani Niño con gran agudeza.
Y es que gran parte del éxito y de la cercanía que logró crear la banda se la deben a este saxofonista miembro de bandas como Ginferno, The Limboos o Freedonia . Su carácter amable y cercano junto con sus tablas radiofónicas en Radio 3, lo hicieron desplegar una versión pedagógica del género presentando las canciones y sus diferentes historias contenidas en ellas en una narración en la que no faltó el humor.
El de los madrileños fue un concierto con mucho groove con momentos cercanos a una big band con temas como la bailable “Profesor Whitehead”, el ritmo apache de “The Kid Without a soul” la jamesbondiana “Elora Quilez” y el r&b más clásico con las versiones de “Ive got a woman” de Freddy King y “Youre not gonna break my heart” de Mckinley Mitchell.
Los Saxos del Averno fueron un combo al que tendríamos que medir por su propia prestancia sobre el escenario. Aún así, si tuviéramos que medirlos por la capacidad de sustituir a un peso pesado es de justicia decir que salieron airosos, dejando un buen sabor de boca a todo aquel que rechazó devolver las entradas, restituyendo así el amor y el esfuerzo que han puesto los organizadores en el evento.
Beltza Weekend ha demostrado en esta edición que su evento tiene mucho de militancia y creación de públicos. La casi nula devolución de tickets en su jornada del sábado con la mayor estrella del festival fuera del cartel nos habla muy bien del trabajo realizado por estos entusiastas de la música negra. Este nucleo que llenó los conciertos, las pinchadas y el resto de actividades que conformaron el festival, aspiran no a hacerlo crecer a lo grande si no a mantener su estilo sin perder su idiosincrasia.
Ojalá este entusiasmo y la respuestas del público no caiga en saco roto y podamos seguir disfrutando muchos años de un festival creado con amor e ilusión y fuera de los mecanismos mas comerciales de la música en directo.
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