Avanzamos poco a poco hacia una homogeneización festivalera. Mismos nombres, mismos géneros, mismas plazas, mismos sonidos en cada uno de los eventos que cruzan la península durante los meses de verano-otoño. Sin embargo aquí está Beltza Weekend para dar fe que otros mundos son posibles en la creación de festivales. Para demostrar que mediante una buena selección de la programación y bajo la premisa de recoger la herencia de las músicas negras, se puede crear algo pequeño e interesante para el curioso y festivo espectador ( la música negra lo es en gran parte). De esta manera tras un año en barbecho se presentaba Beltza Weekend 2022 con Gautxoriak Soul Club como ideólogos y el ayuntamiento de Pamplona y Gobierno De Navarra como colaboradores.
Grandes nombres como tuvimos en anteriores ediciones como el tantazo que se apuntaron con la presencia de la aristocracia del soul Lee Fields & The Expressions (crónica aquí), no hay. Sin embargo, si se ha ido creando la marca Beltza, esa que dice que no importan las grandes figuras si aquellas personas que no están metidas de lleno dentro del género disfrutan del festival y de cada una de los conciertos que se programan. Ir a dejarse sorprender empieza a ser uno de los valores más importantes del festival y una marca propia a la que seguir sacando partido edición tras edición. Si a eso le sumamos el espacio infantil desarrollado en Civivox Condestable, las proyecciones en la filmoteca, los conciertos al aire libre como el de los barceloneses Shake en la zona del Caballo Blanco y las pinchadas nocturnas nos da como resultado una apuesta unitaria, didáctica, coherente y festiva a partes iguales.
Alexis Evans y Tito Ramirez fueron los invitados a esta primera jornada de directos de pago del festival. El primero resalta por su juventud y precocidad en el soul. Dice la nota de prensa que aún siendo menor de edad grabó su primer trabajo en 2016. Este primer trabajo titulado “Girl Bait” trajo consigo una buena recepción por parte de la crítica, sensaciones que este músico de Burdeos de tez blanca pero alma negra confirmó con la publicación de “I’ve come a long way back”, disco que vino a presentar a Zentral. En la música de Alexis Evans se encuentra las canciones que podrían estar en cualquier lugar de la historia del soul entre las producciones de Stax o el más actual sonido newsoulero de Daptone Records.
La sala Zentral presenta algo más de media entrada cuando Alexis Evans se presenta en escena con un gran combo formado por 6 integrantes: guitarra, bajo, batería, órgano hammond y vientos. A pesar de su juventud ( 27 años actualmente es juventud para el soul), Alexis ofrece la sensación de llevar mucho tiempo en esto y ser un gran director de orquesta de una “big band” muy bien acompasada. Tan pronto hay funk, como hay blues o rock en una especie de jam sesión con mucho sustento. Este banda comienza inicialmente con un sonido más cercano al rhythm and blues y pone a la sala Zentral a bailar en un concierto que destaca en muchos de sus tramos por no existir un parón entre canciones. Para la parte final Alexis se permite presentar a la banda en un español más que destacable y con un “I made a deal with myself”, demuestra que se basta y se sobra para convencer a la parroquia de que la juventud no está reñida con las tablas.
El segundo plato de la jornada nos traía a Tito Ramirez. Con ese nombre podríamos pensar que se trata de un artista de ascendencia latina pero nada más lejos de la realidad . La historia del Tito parte de un tranpantojo vinilístico con la edición de “Lonely Man”, un tema que se presentó sin dar a conocer ningún otro dato y que hizo creer a muchísima gente que se trataba de una gema perdida de un artista maldito que al fin veía la luz a la manera que lo hiciera Sixto Rodriguez. Con la gran recepción por parte del público curioso de este single y su presentación en directo en Madrid nos encontramos con la realidad. Tito Ramirez es el alter ego de Peter Boogie Parker, guitarrista en otros tiempos de Granadians del Espacio Exterior, banda forjada alrededor de los sonidos jamaicanos.
La banda entra en escena con una introducción antes de la llegada de este rey del mambo. Ataviado con gafas de sol, chaqueta de cuero y con un carisma fuera de toda duda comienza a desplegar esos ritmos de mediados del siglo pasado. Aquí cabe el mambo, el cha cha cha, el rock and roll y el boogaloo, sonidos todos esos de puente aereo entre la comunidad caribeña y la norteamericana que Tito despliega con mangnetismo y elegancia. Que una sala que supera en su mayoría la treintena cuando no la cuarentena se ponga a bailar al unísono está muy al alcance de unos pocos y es lo que provoca el Tito cuando empiezan a sonar los ritmos más cercanos al mambo de su primer trabajo, “The Kink of Mambo”. Temas como “Mambo 666” , “Last Train” y la citada “Lonely Man” convierten las 5 primeras filas de Zentral en una gran pista de baile. “El Ritmo de mi anhelo” , canción que en sus propias palabras está “dedicada a al poder más fuerte que hay, el poder del amor” demuestra que la fiebre del mambo y el romanticismo son parte de la misma receta de esta propuesta . Y así, colmados de amor nos encontramos a partir de entonces con la presencia de este master of ceremonies que tira de maracas, referencias al barrio y elegantes pasos de baile que contagian a la concurrencia a esta fiesta, mitad latina, mitad soulera en lo que termina siendo un gran acierto en la actuación última de esta noche de viernes.
El sábado nos traía el espectáculo del londinense Alpheus (foto encabezado) y la energía de su ska, que vino acompañado de un plantel femenino y sus alegres coreografías. Los amantes de la música caribeña veían cumplidos sus deseos como en otras ediciones con un concierto de pura esencia jamaicana que hizo moverse a los presentes desde primeras horas. Alpheus es un artista que le pone alma, energía y buen hacer a cada una de las creaciones contenidas dentro de su último trabajo titulado “The Victory”.
Para poner el punto final al festival llegaban desde barcelona Los Retrovisores y su soul ibérico con ese sonido tan retro que nos lleva a épocas yeyés. Recogiendo la herencia de los grupos españoles que miraban hacia las músicas negras, la propuesta de Los Retrovisores sorprenden por la gran cantidad de integrantes en escena en tiempos de recortes y ajustar bandas en virtud del reparto de dividendos. Amor por la música negra en toda su esencia la de estos barceloneses que pusieron el broche al festival en su edición de 2022.
La acogida final de los artistas se mide en número de personas agolpadas frente al puesto de merchan tras los shows así que podemos hablar de éxito sin paliativos en estas jornadas que terminarían a altas horas en el Keops y Baccara, bares colaboradores que son testigos de las pinchadas vinílicas de este colectivo entusiasta que conforma la negra iruña.
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