La desaparición transitoria del festival Tres Sesenta hacía presagiar una larga caminata por el desierto musical a la vieja Iruña, siempre reconocida por su ingente cantidad de bandas y artistas autóctonos a la vez que por su escasez de salas con gran aforo. Pero todo cambiaba recientemente con la aparición en escena de la sala Zentral y sobre todo por el descaro de algunos promotores amateurs que no comulgan con la idea de que la ciudad discurra sin melodías.
Al igual que aquel Uzta Festa promovido por Farmway Records, el Beltza Weekend se presentaba en Pamplona sin más objetivo que el de dinamizar el ocio del Casco Antiguo y brindar al público una selección musical desde el soul y el R&B, hasta el ska y rocksteady jamaicanos, pasando por el rock and roll negro y el jazz.
El acierto de la apuesta ya se dejó entrever en la primera de las tres jornadas con unos MFC Chicken (foto superior) que deleitaron al respetable del Zentral por medio de un show intenso, plagado de vitalidad y esencialmente bailable. “God surf the queen”, “Goin’ chicken crazy”, “Beach party”, “Chicken baby chicken” o una atinada versión de “Psycho” de The Sonics bastaron para hacer bailar a una audiencia sorprendentemente animosa para estar hablando de un jueves laboral. Los londinenses, que parecían jugar en casa, convencieron y conquistaron a un público pamplonés que se han trabajado a fuego lento con diferentes actuaciones en los últimos tiempos.
Ya en viernes, The Uppertones fueron los encargados de dar inicio a una jornada que, como el día interior, congregó a un buen número de asistentes por medio de un show más templado y con numerosas referencias a la música jamaicana. “Oh man” o “Oh What a night” fueron algunas de las piezas más destacadas de un directo disfrutable pero excesivamente tranquilo para las ansias de baile. A pesar del murmullo, sobre todo en la zona más alejada del escenario, Mr. T-Bone logró erigirse como maestro de ceremonias de un sonido impecable que fue una de las notas distintivas de todas las actuaciones del festival.
The Excitements (foto superior) les tomarían el relevo con una actuación envuelta en entusiasmo que enamoró de forma desigual, pero en la que el carisma de Koko-Jean Davis sirvió de hilo conductor de un directo eléctrico. Las interpretaciones de “Ha ha ha” o “Wait a minute” fueron una muestra del poderío de una banda que, aterrizando desde la Ciudad Condal, trajeron un poquito de Memphis a la capital navarra.
Por su parte, ya en el último día del Beltza, los madrileños The Limboos (foto inferior) desplegaron lo mejor de su repertorio de baile con picos tan notables como los de “I don’t buy it”, “Crazy rumba” o la incansable “Space mambo”. Fue la mejor forma de allanar el camino para el derroche vocal de Hannah Williams & The Affirmations (foto encabezado) que, custodiada por un coro de nivel, rompió el escenario con temas de su último trabajo y melodías tan majestuosas como “Fighting your shadow” o “Dazed and confused”.
Especial mención a la larga retahíla de sesiones que el festival celebró en diferentes locales de la parte antigua de la ciudad (Urbana, Nebula, Río y Cordovilla) donde los amantes de la música soul, R&B o reggea, entre otros, pudieron echar el resto en un fin de semana de homenaje a la música negra.
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