El festival Beltza Weekend se ha asentado, en su segunda edición, como una cita imprescindible para calentarse en el frío otoño de Iruña a golpe de R&B, rock & rock y garaje. Tras una acertada primera edición respaldada por el público y con un cartel de altura con propuestas como MFC Chicken o The Excitements, el camino ya estaba señalado. Y en 2018, la organización del festival ha avanzado con acierto en la programación de un cartel suculento que abarcaba a The Sick Boys el jueves, y a The Broken Brothers Brass Brand, Sister Cookie y The Beat from Palookaville el sábado, además de varias sesiones de DJ, exposición fotográfica, taller infantil y ciclo sobre música negra.
La velada del viernes se vivió en Zentral una celebración de rhythm´n´soul memorable con las actuaciones de The Lucilles y King Salami & The Cucumberland 3. El lío comenzó prácticamente puntual, pasadas las 21:30 horas. Abrieron función los hispano/mexicanos The Lucilles, comandados por la frontwoman y vocalista mexicana Lucille Hurt, a quien escolta de cerca el bajista Aldo Cavaliero. Apoyados por la sección de vientos, guitarra, batería y teclado, degustaron con profusión durante más de una hora los dos discos de estudio facturados hasta la fecha por The Lucilles: “Northern Exposure” (2016) y "Sweet Soul Music vol1" (2013). Con un directo divertido, luminoso, con momentos brillantes, fueron interpretando temas como
“I Wanna Live”, “Welcome”, “The Sharpest Knife”, “I Don’t Know”… Hurt estuvo muy comunicativa con el público, bailó hasta rabiar y en algunas ocasiones acompañó su interpretación con una pandereta. Los mismísimos Otis Redding y Sam Cooke se dejaron caer por el escenario convocados por la voz potente y sensual de Lucile, la actitud de un Cavaliero que terminó tocando de rodillas o unos metales que recorrían pasajes sonoros de rock steady, rythm & blues clásico, funk y soul añejo.
Completaron la sesión el King Salami & The Cucumberland 3, una de las bandas de R&B más efectivas del panorama europeo actual. Este cuarteto procedente de Caribe, Francia, Japón y España abraza igualmente el R&B y el punk, siempre con el retrovisor girado hacia las décadas de los 50’s y los 60’s. Comenzaron con la versión de Bill Ballard, “Cotton Pickin’”, “Shake it wild”, “Pineapple Mama”, “Tiger in My Tank”… Ataviado con pantalones rojos de cuadros y un turbante, y blandiendo las características maracas, el excéntrico vocalista Jimmy Pantzavolta guió a sus secuaces a toda velocidad por la discografía de esta banda para ofrecer, como es habitual, un espectáculo inolvidable.
Derrochando carisma sobre las tablas, Salami no paró de incitar al público, llegando a bajarse del escenario. Por su parte, los asistentes entraron en el show desde los primeros compases del concierto y terminaron bailando y coreando a Salami. En esta actuación se citaron músicos como Jay Hawkins, Bo Diddley o Andre Williams. El cuarteto residente en Londres firmó un concierto muy caliente, vibrante… ¡una fiesta!
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