El martes 2 de octubre Belako montó una fiesta memorable en la sala El sol de Madrid. Eran las nueve y media de la noche y el cielo estaba teñido de un negro azabache, las calles del centro brillaban con las luces amarillas de las farolas y la gente hacía cola para ver a la banda de post-punk vizcaína del momento. Había quienes la música les apretaba en la garganta y tarareaban antes de pisar la sala de conciertos las canciones del grupo. Esperaban impacientes que sonaran las letras que los acompañan de camino al trabajo, a una cita, a una reunión con los amigos, esperando, en definitiva, las canciones que viajan con ellos.
Josu Ximun (guitarra y voz), Lore Nekane (bajo y voz), Lander Zalakain (batería y voz) y Cris Lizarraga (teclado y voz), se subieron al escenario y la euforia colectiva se disparó tras la primera frase de Cris, emocionada por ver al público levantado después de tanto tiempo: “me gusta veros de pie”, exhaló. Las ganas de saltar eran reciprocas, ellos desde lo alto del escenario y nosotros desde abajo, entonces sonaron las primeras notas de “Sea of confusión” y la sala se impregnó de aquella áurea indescriptible que envuelve los conciertos.
El público estaba eufórico, era imposible no dejar escapar una sonrisa como de victoria por poder soltar la adrenalina, agitar el cuerpo, agarrar a tus amigos en medio de una estrofa, dedicarse una frase mirándose a la cara y saltar sin remordimientos cuando explota el estribillo. El grupo improvisaba un set-list cargado de canciones cañeras, diferente al que llevaban a sus conciertos sentados. Mientras, las guitarras chirriaban y Lander Zalakain, frente a su batería, denunciaba la lupa que se pone continuamente sobre la cultura, esa lupa de la que se libran tantos otros sectores.
A mitad de show irrumpió “Nomad” uno de los temas más aclamados de su segundo álbum “Hamen”, junto con “Track Sei”, que no tardó mucho en aparecer y que el público recibió con fuerza agitando la cabeza y gritando al borde de la afonía: “For every time I've tried/ to keep you off my mind/ I travelled back in time/The other days you said/ you'd always been mine”.
El concierto llegaba a su fin y Cris Lizarraga agarró el micrófono con rabia y chilló un bravísimo “muerte al patriarcado” segundos antes de arrancar con aquella canción- denuncia que compusieron contra la violencia machista: “Over the Edge”. Los aplausos aguantaban hasta las notas de la canción siguiente, así tema tras tema, pero despegó el himno final y el subidón fue tan rotundo que Cris Lizarraga saltó de la tarima junto con Lore Nekane uniéndose al calor de la pista.
Belako nos hizo gritar, vibrar, saltar, agitarnos, nos hizo volver a sentir que durante una hora y media solo importa ese momento en el que somos las canciones que cantamos, pero sobre todo las que bailamos.
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