Ya saben ustedes de qué iba todo: concierto más o menos exclusivo, pocas entradas a la venta que se agotaron a toda velocidad y una noche redonda en la que se combinaban propuestas tan distintas y (visto lo visto) al mismo tiempo tan complementarias como las que pasaron por los dos escenarios barceloneses.
El turno de abrir la tarde correspondió a los suecos The Sounds, que sin duda crearon su banda para ocasiones como las de ayer, léase, conseguir que la gente cante buena parte de tu repertorio tanto si te ha seguido durante los años como si no. Son ya cinco álbumes que han ido dejando hits para discotecas indies en mayor proporción de la que suele ser habitual. Tienen esa capacidad y además no suenan nada mal en directo. No van mucho más allá, pero cuando suenan canciones como “Living In America” o piezas del espíritu new wave de “No One Sleeps When I’m Awake” resulta fácil que la balanza se ponga de su lado. En 2014 Maja Ivarsson no es mi frontwoman favorita, ni su actitud parece contagiar demasiado, pero encaja en la maquinaria de The Sounds y al final eso es lo que cuenta. En todo caso, ocuparon exactamente la posición que merecían en el cartel, porque vamos a ver, ahora mismo dudo de la capacidad de convocatoria real de los londinenses Klaxons en nuestro país, pero continúan siendo tan perros verdes que no puedo dejar de adorarles. A su directo le faltaría algo más de empaque y sus conciertos sufren más cuando el sonido no acompaña al cien por cien que a otro tipo de bandas, pero su repertorio tiene una magia especial y una particularidad que me tiene comprado desde la primera nota de bajo, desde los primeros juegos de voces, suenen descacharrados o no. En esta ocasión presentaban nuevo material, y es de agradecer que sean en su mayor parte piezas que aportan aires más comerciales a su propuesta, lo que les permite ir basculando la línea de su repertorio. “New Reality” y “There Is No Other Time” funcionan mucho y, además, encajan a la perfección entre “Atlantis To Interzone”, “Golden Skans”, “Echoes”, o “Gravity’s Rainbow”.
La noche podría haber sido suya, pero claro, a alguien se le ocurrió programar a The Hives una hora más tarde y el trofeo se les escapó por entre los dedos. Pero entre ellos, Russian Red presentaba su repertorio en la sala anexa, Teatro Latino, con sonido eléctrico, banda con miembros de grupos como Tuya y versión de Meredith Brooks incluida. Pero lo que les decía. Cerraban la tanda de actuaciones de pop rock los suecos The Hives y se comieron la noche con el concierto más largo y más enérgico de la velada. No hubo excesivas diferencias con cualquiera de sus conciertos, lo cual debe entenderse obligatoriamente de forma positiva vistos los resultados. Sin fisuras, su actuación se convirtió en todo un karaoke en el que la gente brincaba, gritaba o se ponía en cuclillas, entregados a la causa. Abrieron con “Come On!” y, sin bajar pistonada en apenas ningún momento, se sucedieron desde “Patrolling Days” a “Hate To Say I Told You So”, desde “Go Right Ahead” a “Wait A Minute”, pasando por “1000 Answers”, “My Time Is Coming” o su versión de The Dragtones, “Insane”, en un redondo show de “rock’n’roll”. Todo con Howlin' Pelle Almqvist ejerciendo –como de costumbre- de auténtico maestro de ceremonias, dirigiendo al público a su antojo o bromeando a costa de la relación entre Sony y Ericsonn.
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