Especies que desaparecen
ConciertosBbk Bilbao Music Legends Festival

Especies que desaparecen

7 / 10
Jaime G. López "Desperdicios" — 02-07-2018
Empresa — Dekker
Fecha — 29 junio, 2018
Sala — Centro Ola BBK
Fotografía — Tom Hagen

Organizar un festival consagrado a leyendas de la música popular de la segunda mitad del siglo XX conlleva ciertos riesgos. Como la repentina baja de algunos de los artistas del cartel y el estado de forma de los ejecutantes, cuestión que de cuando en cuando depara desagradables sorpresas. En este sentido tanto la organización del BBK Music Legends como los presentes podemos estar contentos con el resultado de esta edición. La única baja se produjo por parte de un grupo local. Y al menos y por el lado de los grandes nombres se vieron cinco conciertos excepcionales como fueron los de Mavis Staples, Steve Winwood, John Cale, Glenn Hughes y el gigante Jeff Beck y una sola gran decepción , que por ser uno de los conciertos que más esperábamos nos dolió más , Wilko Johnson.

Abrió fuego la primitivista banda viguesa Siniestro Total en su presente reencarnación se presenta sin más ni menos pretensiones que hacer vibrar al público al que se enfrente con una ramillete de rotundos hits anclados en su repertorio más clásico. En cuarteto con saxo y el líder - el dicharachero y charlatán con toda la retranca gallega - Julián Hernández con Gibson blanca al frente. No faltaron en su set en la Ola sus imperecederos clásicos “Ay Dolores”, “Camino de la Cama”, “Diga qué le Debo”, “Opera tu Fimosis”, “Ayatollah!”, “Bailaré sobre tu tumba” “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos?”. Revisitaron a Obús con “Vamos muy bien" y ejecutaron también sus dos grandes préstamos “Miña Terra Galega” y “Somos Siniestro Total” todo ello en un show con sonido gordo y engrasado.

Gari se presentaba con su actual proyecto junto al trío Maldanbera con los que ha facturado “Estutu” (2016), con Natxo Beltrán a la batería, Oier Aldekoa al bajo y teclados y Miguel Moyano también a los teclados y guitarra. Es la suya una propuesta musical tranquila y minimalista que cuida las texturas por capas desarrolladas por sus músicos con sonido atmosférico y envolvente como en “Yase” o “Berlin”. Dependiendo del tema se doblan los teclados o se multiplican las cuerdas, con siempre cuidados arreglos en la batería de Beltrán. Se cuidan también mucho las voces y en algunos momentos los tres músicos secundan al líder en los coros. En cuanto a este estuvo parco en su comunicación con el público mandaba la sobriedad comunicativa frente a la música como sus clásicos “Zaharra Zara Bilbo” y “Esperantzara kondenatua”.

La legendaria vocalista góspel norteamericana Mavis Staples (foto inferior) fue la primera gran leyenda en pisar el escenario y cumplió con creces. Mavis junto a su padre Pops y sus hermanas formaron los Staple Singers conjunto góspel sureño de enorme relevancia en la lucha por los derechos civiles como nos recordaría Mavis durante su actuación. Para el viejo aficionado al rock su interpretación junto a The Band del clásico de estos “The Weight” filmado por Scorsese es quizás uno de los momentos más sentidos grabados en 16mm. Con voz góspel, potente en sentimiento abrió con un clásico de la banda madre “If You're Ready (Come Go With Me)”cortado a la contra por el guitarra con sentimiento jamaicano. Mavis interpreto en sexteto, con trio básico de guitarra, bajo y batería más un corista masculino y una percusionista minimalista y segunda voz femenina. “Take Us Back” sonó a góspel con mensaje positivo y brillante acentuado por la guitarra telecaster reverberada a la manera del viejo Pops. Rozo la modernidad con un cover de Talking Heads (Slippery People). Mediado el concierto la voz se tornó un poco más ajada, aunque hermosa, con sentida y guitarra solista en “Who Told You That”. Así el siguiente número “Respect Yourself” fue cantado por el vocalista principal mientras Mavis tomaba aire antes de atacar “Freedom Highway”, otro clásico de los Staple Singers, explicó cómo eran detenidas cuando emprendían “marchas por la libertad” en defensa de los derechos civiles en los estados sureños, al reclamarles la policía inexistentes carnets de manifestación. El concierto alcanzó el clímax con la interpretación de “You Are Not Alone” la más sentida del bolo, perteneciente al primer álbum que le produjo el líder de Wilco Jeff Tweedy en 2010. Seguida por el himno de Buffalo Springfield la también política “For What It's Worth” igualmente emocionante con la guitarra reverberada creando sonido atmosférico. Antes de cerrar con “I'll Take You There “con intervención vocal de la banda mientras una ya frágil Mavis abandonaba el escenario. Puede que su forma física no fuera la que mostró más tarde Winwood o al día siguiente Jeff Beck, pero el sentimiento y el peso de las canciones de esta insignia de la música negra norteamericana logró que fuera uno de los conciertos del festival.

La reciente historia de Wilko Johnson (foto inferior) es de sobra conocida y ha sido recogida en un documental por Julian Temple. Diagnosticado con un cáncer de páncreas terminal, el hacha original de Dr. Feelgood rechaza el tratamiento e inicia una gira de despedida en sus últimos meses de vida. Un fan profesional médico tras verle en un concierto le somete a un segundo diagnostico que acaba en una grave operación que le salva la vida tras extirparle un enorme tumor. Y el tipo decide seguir girando. Por ello para muchos este era un concierto muy especial cuyo resultado final nos dejó mal regusto. Salió a escena el loco de la telecaster con el jack enroscado color rojo, sus característicos giros de cabeza , paseos hacia adelante y hacia atrás, a priori todo en orden. Sin embargo para la segunda canción se empezó a evidenciar un notable desfase rítmico entre líder y la base del notable bajista Watt Roy que todo lo toca y llena a velocidad endiablada y el batería Dylan Howe a quienes muchos achacaban el problema. A mí entender y mirando la en otros tiempos veloz muñeca de Wilko el problema venía por parte de este. La cosa mejoraba en algunos momentos como a los sones de uno de los himnos de la banda madre “Going Back Home”, que regrabara junto a Roger Daltrey en el que iba a ser su disco de despedida y cierre, con la base empastada y el líder cortando el ritmo con su mano abierta en ese peculiar estilo a base de golpes a las seis cuerdas. Después de desperdigarse en el cosmos con odas a la “Marijuana” o temas como “Everybody's carrying a gun” con constantes desajustes rítmicos en el trio. Volvieron al redil conjuntados con “Roxette” de Dr. Feelgood antes de despedirse con voz quebrada con “Back in the Night” y “She Does It Right” de nuevo totalmente desacompasada. Gran decepción pero hay que entender que más que los años en este caso el estado de Wilko sometido a fortísima medicación es probable que no sea el óptimo para estar girando constantemente como ha hecho en los últimos años y ahora con disco nuevo bajo el brazo. Tómatelo con más calma Maestro.

Para algunos el de Steve Winwood (foto inferior) fue el concierto del festival. Y cierto es que su show fue emocionante, tocado con la maestría que aporta no solo Winwood sino su excelente banda , con un repertorio de clásicos bastante imbatible y porque no decirlo con cierto juego a favor en lo que a edad se refiere. Y es que el bueno de Steve solo tenía 15 años cuando se sentó a los teclados del Spencer Davis Group, así que es bastante más joven que los compañeros de generación a los que se le suele asociar y se nota. Abrió el show con su primer clásico en aquella banda el magnético “I'm a Man“ejecutando ráfagas con su hammond con la voz intacta e interactuando con el saxo. La formación con la que se hizo acompañar era un quinteto con saxo y percusión, el más notable de los grandes músicos que le respaldaban. Siguieron con “Pearly Queen” de Traffic muy pegado al original en arreglos y ejecución. Se latinizaron para revisar el tema de Buddy Miles “Them Changes” en el que empezaron a ser evidentes los problemas técnicos en el lado izquierdo del frontal del escenario, donde los monitores delanteros no estaban funcionando para cabreo del público apostado en el frontal. Así que en medio de la revisión por parte de Winwood de los seminales Blind Faith tras un “Can't Find My Way Home” con el líder a la guitarra en versión con cadencias reggae, pasando vientos al órgano, un muy educado y flemático Winwood después de ver al público gesticular ostentosamente declaró que se iban a retirar hasta que se solucionara el problema ya que no era justo que parte del público no pudiera seguir el concierto. No fue necesario hacerlo y enlazaron con “Had to Cry Today” con sonido blues rock y el líder a la guitarra solista punteando sobre la pesada base rítmica. Perdió un poco de fuelle la actuación en ese momento transitando entre jazz canalla de medianoche y funk sin mucha vida que solo recuperaba brío con la instrumentación de los excelsos músicos aunque el momento de los solos – batería y percusión encadenados - se nos atragantara un poco. Por suerte el cierre recuperó todo el brío inicial con dos clásicos como “Dear Mr Fantasy” de Traffic y otro de sus clásicos iniciáticos junto al SDG “Gimme Some Lovin' ”. Perfecto broche para cerrar la primera noche del festival.

Segunda jornada

Horarios de festival, trenes y culpa de este redactor no conseguir llegar para ver a Moonshakers en su interesante momento actual con brillante nuevo disco “Visitantes” bajo el brazo y de transición del inglés al castellano, aunque según nos relataron siguen mezclando ambas facetas en el directo. Resultó bastante extraño que ante la incapacidad de Dead Bronco de realizar su show no se moviera a los Moonshakers a ese hueco que quedó libre. Problema de apurar decisiones inevitables. Así que finalmente en justo castigo nos tocó esperar para ver el primer concierto del día, entonamos el mea culpa.

La guitarrista de origen serbio Ana Popovic (foto inferior) pertenece a esa versión contemporánea de ejecutantes de los doce compases sobrados de técnica y capacidades pero con ciertas dificultades para componer material que transmita mas allá de los artificios técnicos, su amigo Joe Bonamassa es otro buen ejemplo. Venía presentando su último trabajo "Trilogy", tres discos dedicados al jazz, blues rock y el soul y funk, los diferentes palos que ejecuta la guitarrista. En el escenario de la Ola se presentó en sexteto mixto, base rítmica afroamericana, teclados, saxo y trompeta aunque los vientos no aportaron gran cosa, embarullando el sonido, especialmente la trompeta muy dado a las intervenciones solistas que cubría con generosidad Popovic. Inició el concierto a ritmo de blues flamígero con su ajada Stratocaster sacando tono hendrixiano, pero sin suficiente volumen en los prolegómenos del show cuando los vientos y teclados la taparon. Ofreció funk trotón ya en el segundo tema “Can You Stand the Heat” con ecos de “Hard to Handle” siguió en la misma línea con otros números de funk y soul bastante lineales y con cierta falta de pegada. La Popovic se gusta especialmente cantando blues lentos con la guitarra al costado y en los largos desarrollos instrumentales ejecutados con dominio y velocidad. Presentó una suerte de blues verité (“She was a Doorman”) y al atacar el siguiente número un blues afilado donde la diva nos amenazó “en este trabajo hay música para que me podáis escuchar de la mañana a la noche”. Y es que realmente no nos pellizco hasta el cover “New Coat of Paint” del primerizo Tom Waits con la cantante centrándose en la parte vocal y un gran desarrollo de piano, ya sin molestos vientos. Cerró con una revisión de Albert King (Can't You See What You're Doing to Me) y un homenaje a su ídolo Steve Ray que enlazó con el “Crossdown Traffic”.

John Cale (foto inferior) pertenece a esa escasa nomina de músicos que siempre serán vanguardia y modernidad, incapaces de vivir sobre hallazgos pretéritos con un motor que les sigue llevando a la investigación. Y eso es lo que ofreció a su paso por el BBK Music Legends el músico gales a sus 76 años. En formato de cuarteto con original guitarra solista y batería apisonadora todos ellos músicos jóvenes acordes con la renovada propuesta de Cale. Salió a escena a los sones de “Helen of Troy”, atrevido, rasgueando una guitarra fuertemente distorsionada. Ya al teclado eclesial, con sonido de Hammond B3, donde se le ve mas cómodo, Cale en envidiable forma pero un poco justo de voz siguió con “Fear is Man’s Best Friend” con bases electrónicas en una suerte de moderna versión velvetiana y emparentando con las investigaciones musicales de Bowie. Saltando después al glam desestructurado con “Style It Takes” con intro de piano saltarín. Retomo las bases electrónicas industriales en “Wasteland” y es que todo su propuesta musical era muy avant garde, no permitiéndose vivir de la leyenda. En “Gun” apreciamos en el guitarra solista ecos ribotianos de moderno sonido neoyorquino.  Volvió Cale a la guitarra para su oda a “Pablo Picasso”. Antes de terminar con el único guiño al público un “Waitin for my Man” con piano percutido muy al estilo Mott the Hopple. Seguramente en lo que fue el concierto más corto de los grandes nombres y con solo 7 temas el galés encandiló a la parroquia más inquieta del público.

El mítico cantante y bajista de Deep Purple, en su época dorada de los años 70, Glenn Hughes (foto encabezado) recrea actualmente en directo el repertorio del “Profundo Purpura”. Con su característica y legendaria voz , acompañada por muy efectivo grupo de hard rockeros de generación anterior a la del líder que le ofrecen un colchón musical potente y efectivo con el que redondear la energética y efectista puesta en escena de Hughes. Ejecutaron hard rock de escuela setentera con ritmos a la contra , parones y ataques hammond del brillante teclista de pie sobre su instrumento ("Might Just Take Your Life"), riffs pesados sobre melodía con moogs y bajo funk  ("Sail Away"), bajaron el pistón con una certera balada antes de recrear con precisión los arreglos de su sempiterno hit “Smoke on the Water “ que Hughes enlazó con una versión efectista del “Georgia on My Mind” llegando a los agudos más espinosos que cualquier cantante afroamericana haya podido recrear , cerraron con otros dos clásicos como “Highway Star” , con el líder centrado en las tareas vocales habiendo cedido el bajo a su lugarteniente de escenario ( el pipa más atento que se ha visto durante el festival) y salieron ardientes a los sones de “Burn” sin que la voz de Hughes se resintiera con el ejercicio desarrollado durante la hora de concierto. Con un mensaje de paz y armonía se despidió Hughes prometiendo próxima visita por los escenarios vascos.

Y el mítico guitarrista británico Jeff Beck, uno de los vértices de la Santísima Trinidad de guitarristas británicos de los 60s junto a Eric Clapton y Jimmy Page , y para muchos entendidos el mejor de los tres, se presentó al igual que Cale con una propuesta rupturista y evolutiva sobre los sonidos que cimentaron su leyenda inicialmente. Y es que el británico navega en los mares del jazz rock y la fusión desde hace décadas. Después de anunciar la organización la prohibición de sacar imágenes del guitarrista, extendida curiosamente también a los fotógrafos acreditados que cubrían el evento, salió a escena con una envidiable presencia física , chaleco sin mangas, luciendo brazos de gimnasio y pantalones de pinza azules al estilo “Blue Cap” de su ídolo el virginiano Gene Vincent. Desde luego el de Surrey no aparenta su quinta de edad. Eso si su divismo nos ahorró los móviles en alto y los videos eternos que nunca serán revisados habitual en cualquier cita en directo, un lujo volver a tiempos pretéritos. Acompañado por un trío con batería, chelo y bajista (Rhonda Smith antigua bajista de Prince y como acostumbra en el sonido de las bajistas de Jeff muy pesado, metálico y funk) desarrolló su set este maestro de las seis cuerdas. Alternando piezas más modernas y musicalmente arriesgadas con clásicos de su repertorio o recreaciones de conocidos temas. Desde el legendario “Stratus” con guitarras y bajo muy pesados y el líder haciendo uso frecuente de su tremolo y ejecutando sin púa con su mano derecha. Sacó el slide remedando los sonidos del instrumental “Dreamwalk” , sobre base orgánica con ecos de base electrónica (como Cale) en la recreación de “Nadia”, ese mismo tipo de base que se escucharía después como “Star Cycle”. Y entre pildorazos instrumentales no aptos para todos los públicos echó mano de la ayuda del vocalista de rock sureño Jimmy James Hall que salió para atacar el “Morning Dew” una de las cumbres de la noche, siguiendo con un blues lento de Otis Rush “I Have to Laugh”. Hubo también tiempo para homenajear al guitarrista sureño Lonnie Mack desaparecido este año con “Lonnie on the Move”. Con sentimiento de discípulo aunque coetáneo reinterpreto el “Little Wing” hendrixiano. “A Change Is Gonna Come” de Sam Cooke, de nuevo con apoyo vocal, sonó a góspel reverberado con detalles de guitarra de Beck arpegiando su guitarra sobre la melodía con tono magistral con suciedad y profundidad a la vez. No faltaron tampoco grandes clásicos asociados a su repertorio como “Cause We've Ended As Lovers” o el “Superstition” de Stevie Wonder que recrearon hiper funkizados con guiños a Chic. Cerró el set con sentidísima versión instrumental de “A Day in the Life”, para rematar con el bis con una rémora del Jeff Beck Group “You Shook Me” (antes que Led Zep se la apropiaran sin reconocer a Dixon su autoría) y “Going Down”. Un lujo poder ver en acción a un guitarrista tan original y especial como el siempre errático Jeff Beck. Un cierre y broche de oro para un festival que seguramente no responda en asistencia a la calidad de lo que se ofrece sobre su escenario y la oportunidad de ver a este nivel de artista que inevitablemente irán desapareciendo en tiempos no muy lejanos.

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