Llenazo hasta la bandera para asistir a la segunda reencarnación de Bauhaus.
Llegábamos a La Riviera con sensaciones contrapuestas, porque si bien la anterior reunión -en 1998- supuso un repaso más que digno a su discografía, la más reciente comparecencia de Peter Murphy por nuestros escenarios con una banda de mercenarios del nu-metal y los desafortunados experimentos de los J, Ash y Haskins en los últimos tiempos, nos ponían en lo peor. Y en esas estábamos, entre la desconfianza y la devoción, cuando un Daniel Ash tras gafas de sol y con atuendo digno del Bunbury circa “Radical sonora”, apareció sobre el escenario invocando fantasmas del pasado y torturando las seis cuerdas para dar paso a sus compañeros con “Burning From The Inside”.
En Bauhaus la puesta en escena siempre ha tenido un peso mayor que en el de cualquier otra banda de sus características, por eso nos alegramos de la vuelta a la elegancia del divino Peter Murphy, del hieratismo de J y Haskins y de un juego de luces sobrio y a menudo expresionista, que llego a culminar con la teatral “Bela Lugosi´s Dead” que cerró el concierto. Pero muchas cosas ocurrieron antes de llegar a ese punto: el furioso arranque, una vez hechas las presentaciones, con “In The Flat Field”, los titubeos del inicio con alguna línea de bajo a destiempo y Daniel Ash desafinando de lo lindo en “Terror Couple Kill Colonel”, el subidón adrenalínico de “Kick In The Eye” y el descenso de intensidad para terminar marchándose con “Dark Entries”. Final del primer acto con la sensación agridulce de que todo podría haber sido mejor.
Falsa alarma, Bauhaus saben más por viejos que por diablos y lo demostraron con una sucesión de bises inapelable: la hora de los homenajes -el “Severance” de Dead Can Dance y un emocionante “Transmision” de Joy Division enfrentado al propio “St. Vitus Dance”-, las versiones vampirizadas –“Telegram Sam” y Ziggy Stardust”- y un tercer y último bis entre la nostalgia y la comedia con la citada “Bela Lugosi´s Dead” y Murphy haciendo de príncipe de los Cárpatos para delirio de la parroquia siniestra. Aún hay esperanza para ese primer álbum en casi veinticinco años que dicen estar preparando.
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