Esta nueva cita dentro de la programación del ciclo de conciertos Sound Isidro contó con dos bandas que están en un momento ideal de fama y de calidad; al menos sobre el papel, ya que a la salida del concierto se escucharon bastantes opiniones que situaron a los locales por encima de los cabezas de cartel. Los Aathma comenzaron con el volumen algo bajo pero nítido, mostrando toda su calidad y entrega; la apisonadora doom/stoner pasó el rodillo y dejó a todo el mundo satisfecho y con ganas de darlo todo con Baroness.
Los de Savannah arrancaron por todo lo alto con “Kerosene” de su último y notable disco (“Purple”, 2015), del que desgranaron buena parte (“Mornigstar”, “Shock Me”,…) dejando constancia de su calidad desde el primer minuto; lo que no acompañó a todo esto fue el sonido, que se mostró insuficiente para un show de estas características. Tampoco ayudaron ellos, ya que tienen temazos pero son bastante “dispersos”, capaces de saltarte un trallazo sludge a lo Mastodon para luego tirar más hacia el emo en el siguiente, algo que en un disco se puede dejar pasar, pero un concierto es capaz de enfriar hasta al más fan.
No se olvidaron de sus otros discos y cayeron temazos como “Green Theme” o “A Horse Called Golgotha”, pero entre la falta de sonido y esos cambios de estilo e intensidad, todo se fue diluyendo y dejando un poso amargo. Algo que no mejoró al llegar las once de la noche y vernos obligados a despejar la sala (ya que era el límite horario para luego abrir como club), pese a que les quedaban todavía dos temas por tocar. Quizás con mejor sonido, otro setlist y más tiempo hubiesen triunfado, si en el futuro vienen a otra sala (mejor, claro), habrá que darles otra oportunidad.
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