El punk nunca muere
ConciertosBarna 'N' Roll

El punk nunca muere

8 / 10
Luis Benavides y Joan S. Luna — 17-07-2018
Empresa — Jimmy Jazz / HFMN
Fecha — 14 julio, 2018
Sala — Poble Espanyol
Fotografía — Guillem Beltrán

Nueva edición del Barna'n'roll en la Ciudad Condal y nueva demostración de que el punk y el hardcore nunca mueren. Mientras en diversas ocasiones nos enfrentamos con directos de artistas de estilos diversos que, tras años de carrera, ofrecen directos sin demasiado interés artístico y en los que dejan entrever un estado de forma física más bien pobre, sorprende descubrir los excelentes directos de artistas ya mayores como el mismísimo Jello Biafra o los británicos Cock Sparrer, ambos artistas que desarrollaron la parte más destacada de su carrera a finales de los setenta y primeros ochenta.

La Inquisición han venido para quedarse. Les tocó la ingrata tarea de actuar a primera hora de la tarde en unas condiciones climáticas que pocos aguantarían con firmeza, pero se trata de sus primeros pasos con esta nueva aventura musical -aunque sus músicos sean ya veteranos de la escena- y tuvieron que capear con ello. En segunda posición estaban A Wilhelm Scream, quienes prácticamente celebraban sus veinte años como banda, pero tuvimos que esperar hasta Gatillazo para encontrarnos con una respuesta por parte del público que estuviera a la altura. Evaristo y los suyos cuentan con un buen puñado de clásicos para los aficionados que no le hacen ascos al punk rock más crudo y urbano. Algunos disfrutaron de la actuación de Gatillazo rindiendo tributo a la leyenda que les dirige, otros se lo tomaron como mero anticipo de lo que estaba por llegar.

Ya tocaron en la primera edición del Barna’n’Roll, la de The Toy Dolls y Bad Religion, pero tenían que volver en la tercera. Para una banda de punk rock como Crim compartir escenario con los legendarios Cock Sparrer es poco menos que un sueño cumplido. De hecho, en su nuevo EP, “Sense excuses”, los de Tarragona clavan el “Watch Your Back” de los ingleses. Salieron al escenario del Poble Espanyol con la energía habitual, todavía con un sol de justicia, y desde el primer tema comprendieron que jugaban en casa. El público se sabía los temas de memoria y todos los aficionados cantaban con el puño en alto. Himnos pretéritos como “Tot és fals”, de su disco homónimo, y más recientes como “Benvingut Enemic” y “Vaixells de Paper”, incluidos en su exitoso “Blau Sang, Vermell Cel”. Cada día suben un escalón más en su carrera hacia la consolidación definitiva.
Dedicaron un tema a su amigo y mentor Jordi Sabatés, más conocido como Unclu Garrot, bajista de los seminales Afganistán Yeye’s, con motivo de su aniversario; y en un tono mucho más serio recordaron y denunciaron una vez más la violencia del 1-O con el tema que da nombre a su nueva referencia, “Sense excuses”.

Recién llegados del Resurrection Fest, en plena gira europea, los neoyorquinos Sick Of It All salieron a por todas. Como siempre. En activo desde 1986, el cuarteto liderado por los hermanos Koller demostró estar en un estado de forma envidiable. Sin ir más lejos, Peter no dejó de moverse, saltar y hacer sus clásicos molinillos por el escenario. A un lado del escenario, su hija, Lucy, con protectores auditivos, no perdía detalle de los movimientos de su progenitor. Una banda que, pase el tiempo que pase, continúa justificando sobradamente todo el aprecio y el respeto que les tenemos. Lou, luciendo una camiseta de los punkers The Bronx, entonó con la garra habitual lo más granado de su carrera, desde “Scratch The Surface” hasta “The Last Act Of Defiance”, con temas marca de la casa como “Road Less Traveled” y “Get Bronx”. Y provocaron varios circle pits, los primeros del festival, de lo más bruto. Cuando Lou preguntó al público cuánta gente los veía por primera vez, muy pocos alzaron las manos. “¡Mentirosos!”, respondió entre risas, sorprendido. En cualquier caso, Lou y compañía tuvieron otra oportunidad en la ciudad de Barcelona para demostrar por qué son considerados los reyes del New York Hardcore. Sin duda, unas leyendas con cuerda para rato.

Jello Biafra, nacido Eric Reed Boucher, llegó al Poble Espanyol acompañado por sus compinches de The Guantanamo School Medicine, con los que ha sacado un puñado de discos desde el 2009 y en los que militan algunos de los músicos más sólidos de la escena hardcore punk de las últimas décadas. Pero todos esperábamos un guiño a su banda de toda la vida, a los incorrectos Dead Kennedys. Y así fue. El conocido activista, con una camiseta con el lema “Trump Hates Me”, escondida debajo de un chaquetón, cantó las celebradísimas “California Über Alles”, “Holiday In Cambodia” y “Nazi Punks Fuck Off”, que presentó como una canción anti-violencia. Empezó, eso sí, con temas como “Satan’s Combover” y “People With Too Much Time”, perfectamente respaldado por unos músicos con, como decíamos, muchas tablas. Nunca fue un gran cantante, pero su carisma encima del escenario está fuera de todas dudas. Lógicamente, no faltaron sus proclamas contra el actual presidente de los Estados Unidos y otros oscuros personajes de la fauna estadounidense como Rex Tillerson, ex secretario de Estado de la administración Trump y anteriormente máximo responsable de la petrolera Exxon.

Milo goes to Poble Espanyol. Llegaba el turno de Descendents, uno de los platos fuertes de la tercera edición del Barna’n’Roll con permiso de Cock Sparrer, cabezas de cartel por méritos propios. “I want to be stereotyped, I want to be classified”. Con esta irónica declaración de intenciones, “Suburban Home”, incluido en su primer largo, “Milo Goes To College”, abrieron su concierto. Y a partir de aquí no pusieron el freno. “Everything Sucks”, “I Like Food” -con guiño a la paella incluido-, “I’m The One”, “I’m Not A Punk”, “Silly Girl”, “Coffee Mug” -¿será café lo que lleva Milo en su cantimplora?-, “Without Love” y “When I Get Old”, entre muchas otras. En total, unos treinta temazos ejecutados con la frescura y precisión de siempre.
En la parte final, Milo bajó del escenario y se acercó a las primeras filas para cantar con sus fans, volviendo al escenario para la autoreferencial “Descendents”, en la que cantan que nunca hicieron nada popular, que no saben cantar. Y no podemos estar más en desacuerdo. La banda californiana, una de las bandas más influyentes de su generación, dio una clase magistral de punk rock melódico.

De todos modos, todavía quedaban los británicos Cock Sparrer para redondear la jornada festivalera, y -como era de esperar tras verles en el Gasteiz Calling de Vitoria- teníamos muy claro que no iban a decepcionar. Pese a llevar en activo desde los setenta, los abanderados del punk oi! demuestran sentirse muy cómodos a día de hoy sobre el escenario y son capaces de transmitirnos toda su energía. Aunque bien mirado, les resulta relativamente sencillo con el arsenal de hits que cargan a sus espaldas. Solamente empezar sonaron “Riot Squad”, “Watch Your Back” y “Working”, poniendo el listón muy alto. Fue una lástima que el sonido tardase un buen rato en ajustarse y que los minutos iniciales no hicieran justicia a lo que fue su concierto, que fue mejorando paso a paso con una rotundidad que no admite dudas.

 

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