Baile y emoción

Alice Wonder está a punto de cerrar una exitosa gira que le ha llevado a recorrer multitud de recintos durante tres años, y lo hace a las puertas de arrancar una nueva etapa en la que presentará nuevo disco. Un largo viaje que ha tenido como penúltima parada la ciudad de A Coruña, una cita que se enmarcó en la sexta edición del ciclo Elas Son Artistas, evento que cada año acerca a la provincia herculina un gran número de artistas de renombre y emergentes (Jane Lee Hooker, Su Garrido Pombo o The Dirty Denims fueron algunos de los nombres de este año).

Precisamente, saber que ambas cosas terminaban motivó que el ambiente en el Teatro Colón fuese mágico desde antes incluso de comenzar. La artista madrileña salió al escenario completamente sola, en un recinto que colgó el cartel de “no hay entradas”. Guitarra en mano y totalmente vestida de blanco, comenzó la actuación con uno de los momentos íntimos más bonitos de la noche. A partir de ese instante se le unieron piano y percusión, para hacer un recorrido por sus temas más icónicos, sonando algunos como “Yo Quisiera”, “Por si apareces” o “Corazón mármol”.

También regaló varias canciones inéditas, para dejar así una pequeña muestra de por donde irá su música en ese nuevo trabajo que está en camino. Su actuación rozó la perfección, al entrelazar, de forma casi magistral, momentos más íntimos y calmados con otros en los cuales el ritmo subía tanto que no solo los fans más fieles se levantaban, sino que incluso los acompañantes lo daban todo. Destacable es el hecho de que no estaba en su mejor momento vocal, tal y como comentó en un momento de la actuación, destacando que tenía la voz más ronca de lo habitual.

No importó y, desde luego, no pareció influir demasiado en lo que estaba sucediendo sobre el escenario. De esta forma, Alice Wonder fue capaz de llevar a todo el mundo presente por un viaje lleno de sus vivencias, consiguiendo que cada pudiese hacerlas suyas y provocando multitud de sentimientos. La noche parecía terminar por todo lo alto cuando sonaron los acordes de “La droga más suave del mundo”, instante en que todo el mundo se levantó de sus asientos, cantó y saltó como si fuese lo último que harían en su vida.

Alice Wonder se marchó agradeciendo su asistencia al público, pero prácticamente al momento volvió a salir al escenario entre los gritos de la gente que pedían otra canción. Y así fue, llegaron los bises para dejar nuevamente patente esa capacidad que tiene para compaginar fiesta e intimidad en pocos minutos. Sola al piano deleitó a la gente con su tema “Bajo la piel”, para después volver a provocar un nuevo momento de locura entonando “¿Quién soy?” ya nuevamente acompañada sobre el escenario. El momento final llevó a Alice Wonder a unirse a la percusión, poniendo, ahora sí, el broche de oro a una noche absolutamente mágica. Hora y media que dejó claro que estamos ante una artista muy en forma y, además, con muchísimo recorrido por delante.