Han pasado casi cuatro años desde la última (y primera) vez que Ayax desembarcó en Pamplona (crónica aquí) y en todo este tiempo han cambiado algunas cosas. La primera es que si Ayax ya era una estrella en 2018, a día de hoy estamos hablando de una institución del rap en español, alguien que ya comparte podio histórico con los más grandes de este género. La segunda, y no poco llamativa al tratarse de una ciudad tan recogidita como Pamplona, es que el granaíno ha pasado de reventar una sola fecha a marcarse dos éxitos consecutivos en dos jornadas repletas de jolgorio y calor. Y la última, sin duda la más subjetiva de todas y sin deseos de polemizar, es que Ayax ha perdido una parte de esa candidez de antaño por un espíritu más dominador sobre el escenario, que a veces provoca un cierto desapego con el chaval inocente de antes.
Con media hora de retraso por, según se comentó en algún corrillo “haber perdido el avión”, dio comienzo el show de un Ayax que saturó la capacidad de la Zentral. Cada milímetro de la sala se erigía presumible de ser ocupado por un ser respirable, y a cada paso que uno daba acababa maldiciendo la juventud de la mayoría de los presentes. Un público joven y jovial que empezó a impacientarse por un retraso que acabaron por machacar las primeras notas de Blasfem (“El mejor deejay de España”) y la estrella saltimbanqui del rap, Ayax, por medio de su “Gladiadores”.
Como siguiendo un hilo cronológico del trabajo que venía a presentarnos, "Juglar del Siglo XXI", fue el momento de una “Toblerone” coreada a pulmón por el gentío, y antes de unos primeros fallos de sonido en la mesa de Blasfem que hicieron presagiar más obstáculos en un show que finalmente no se dieron. Los beats alegres de “Ese cosquilleo” sirvieron de antesala para el baile provocado por la contagiosa “Guajiro”, ese encuentro entre rap y ritmo latino que tan bien han sabido engrasar en su trayectoria musical los gemelos Ayax y Prok.
“No quiero vuestro dinero, yo con esto no gano apenas nada”, dirigido como sentencia a su público, sirvió para activar las notas de una “Valkiria” que cerraría la primera parte del directo. A partir de ese momento, se optó por retirar todo lo que había en el escenario (también la mesa de Blasfem) para dar el pistoletazo de salida a lo que el del Albayzín definió como “Concierto-teatro”, una suerte de espectáculo al más puro estilo juglar donde el único protagonista es un Ayax deslizándose por un desértico escenario.
Ya fuera interpretación teatral o metedura de pata, fue al acabar “La Góndola” cuando Ayax lanzó varias loas y alabanzas a Zaragoza, creyendo igual que se encontraba en la ciudad aragonesa. Algo que en Pamplona sería el equivalente a sacar una bandera del Real Madrid en plenas Ramblas de Barcelona. Advertido por el público de su error, Ayax no tardaría en afirmar que todo ello formaba parte de la perfomance. ¿Ilusionismo? ¿Despiste? Su insistencia reiterada en la ciudad maña al menos nos sirvió para conocer que anda pendiente de “sacar un tema con Javier Ibarra”, conocido por todos como Kase.O.
Volviendo a lo musical, pudimos disfrutar en directo de “Conocer mundo y morir en el barrio” previa a una “Macondo” en la que a Ayax le dio por hacer un alegato y recomendación de García Márquez como si estuviera hablando de un autor moldavo o como si éste no formara parte del temario y lecturas en la gran mayoría de colegios. “Si no estáis actualizados, os explico, esto no es Crepúsculo ni esas mierdas…”. Algo que al menos a algunos nos resultó un punto arrogante ya que al público se le conoce muchas veces como respetable por lo mismo.
“Me hizo fuerte” y “Esperanza” pusieron las notas más íntimas del show y marcaron el punto de inflexión para la traca final de clásicos y ritmos trepidantes. “A veces se me pasa, a veces paso”, “La Mili” y “Juglar del Siglo XXI” adelantaron la llegada de los Sanfermines con un ‘Riau-riau’ coreado por toda la sala.
Desatado y llevado en bandeja por su público, Ayax voló sobre el nido del cuco y huyó de la policía antes de darnos a conocer a su virgen “favorita”, la Virgen de Guadalupe, e interpretar acapella y sin ser al completo temas como “Hardcore” o de Graná a Maracay. “Mi musa”, “Raval Ruina”, el remix de Genkie de “Guajiro” y la reclamadísima “Zinedine” cerraron un directo que acabó en fiesta y con un Ayax tirado en el escenario y sin un ápice de aliento. Un espectáculo tan fino como siempre pero con un Ayax demasiado acelerado y un poco sobrepasado por el aterrizaje forzoso en Pamplona. La fortuna y un público fiel le brindaron la oportunidad al día siguiente de resarcirse. Por lo que sabemos parece que así fue.
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